Los Mayas confirmaron que nuestra realidad y sus transformaciones dinámicas, se ajustan a un Orden Sagrado que tiene un propósito divino. Un Orden Sagrado que controla el comportamiento de la naturaleza, la manera secuencial como se manifiesta todo lo que cambia...
El propósito del Orden -en la visión Maya- es sustentar nuestro libre albedrío para garantizar la evolución de nuestra consciencia y la existencia eterna de diversidad. Para ello ajusta todos los fenómenos naturales que le dan continuidad a la vida, los que determinan el instante inmediato...
También regula los eventos cíclicos que calman la mente, los que nos permiten esperar sin angustias los cambios dinámicos habituales del universo, como el día y la noche o las estaciones climáticas, y los eventos súbitos y difíciles causados por la naturaleza, los que cambian la vida del individuo y de la colectividad. Las tempestades, los tornados, los huracanes, los terremotos y las erupciones volcánicas –eventos aparentemente caóticos forman parte del Orden Sagrado, solo que pertenecen a una escala mayor, por lo tanto más difícil de percibir.
Ese Orden trascendente genera cambios inesperados y transformaciones en la realidad física, para potenciar cambios en la mente del hombre e impulsar la evolución de su consciencia. Sin embargo, el hombre actual –convencido de su autosuficiencia por la gran capacidad de manipulación y control que ha adquirido sobre la naturaleza– cree en cambio que la vida y la consciencia son el resultado de un accidente, que son el resultado del azar, no un propósito Divino...
Esa visión arrogante se ensombrece aún más con la concepción de que este momento es superior a todos los pasados y que la naturaleza sólo existe para satisfacer sus necesidades. Esta arrogancia ha empobrecido espiritualmente nuestra sociedad; nos tiene consumidos en una existencia angustiada, sin propósitos claros, y ha generado la crisis ecológica que experimentamos.
El Orden Sagrado es invisible, lo encontraron los Mayas a través de la inteligencia de su razón y con la sensibilidad de su intuición. Crea eventos y nos da libre albedrío incondicional para decidir como experimentarlos, única manera para que podamos ASUMIR la responsabilidad por los resultados que obtenemos en nuestra vida y para que encontremos la comprensión que necesitamos para evolucionar. Si analizamos los resultados que generan nuestras decisiones -solo podemos obtener sufrimiento o armonía- sabremos que creencias y conductas van en contra del Orden Sagrado y obtendremos la sabiduría necesaria para generar siempre armonía y mantener nuestra paz interior. Los Mayas no veían a los hombres como títeres, que deben ceñirse al libreto escrito por un ser superior, ellos creían que todos somos libres y responsables de nuestras creaciones...
Hoy en cambio muchos se mueren del miedo por la libertad sin condiciones que el universo nos dio y por lo mucho que se espera que hagamos con ella. Una gran mayoría cree en las conductas ideales, les gustan las prohibiciones y los mandamientos, pero la limitación está en su mente no en el orden universal...
La potencia de ser no es determinista, tiene probabilidades de manifestación para permitir el libre albedrío. Y gracias a esas probabilidades o a las que apenas son posibilidades. la vida nos da sorpresas.Aquello que va a suceder no se puede determinar exactamente, sólo podemos conocer sus probabilidades de manifestación. Ahí está el fundamento de nuestro libre albedrío, porque es nuestra consciencia colectiva la que decide que va a manifestarse, a pesar de todos los profetas y visionarios de la antigüedad...
Para los mayas El Todo responde al consenso, pliega su voluntad y tan sólo observa desde la neutralidad de su amor las decisiones de la consciencia colectiva, las que determinan lo que sucede en el instante siguiente. El Todo respeta nuestras decisiones, sabe que sus resultados son los que nos permiten aprender sobre el Orden Sagrado que garantiza nuestra evolución y nos conduce a la felicidad...
De los pueblos antiguos fueron los Mayas del período clásico, los que verificaron la existencia del Orden Sagrado, el que esperaba ser descubierto y admirado por la inteligencia del hombre...
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