Las ruinas que sobreviven al Templo de Puma Punku, nos revelan que fue construido sobre un plano de unos 400 metros de lado, sobre el que se encontró una larga plataforma rectangular de tierra apisonada, contenida por tres escalones armados con bloques muy finos y modulares de arenisca roja que encajan perfectamente entresí sin ningún mortero. La plataforma escalonada -que mide 167 x 116 metros- tuvo en sus tiempos unos 5 metros de altura y fue construida perfectamente orientada en sentido este-oeste. Se encontraron vestigios que indican que algunos de sus bloques modulares estuvieron forrados con placas de metal pulido y otros muestran residuos de colorantes minerales rojo, verde y blanco
Sobre ella reposan tres enormes bloques de arenisca roja que tienen un peso extraordinario, sin embargo se afirma que fueron trasladados desde una cantera en el cerro Quimsa Chata situado a 10 kilómetros de Puma Punku. El primero de los megalíticos bloques mide 6 metros de ancho x 38 metros de largo y pesa unas 130 toneladas, lo llaman la plataforma lítica. El segundo tiene 7.81 x 5,17 x 1 metro de espesor y pesa alrededor de 65 toneladas, el tercero tiene 7,90 x 2,50 x 1.86 metros de espesor y pesa alrededor de 55 toneladas. Constituían la base de una plataforma rectangular de casi 39 metros de largo.
Huella de las grapas metálicas que unían los enormes bloques- Vista aérea de Puma Punku |
Y como si no fuera suficiente el misterio, esos bloques se encontraron amarrados o unidos contra los bloques adyacentes con llaves o grapas de una aleación de cobre, arsénico y níquel, que presentan huellas de haber sido martilladas contra la piedra. Esto implica que no le hicieron perforaciones a los bloques de roca para luego derretirle bronce liquido en las hendiduras, sino que la roca debía estar blanda para que al martillar contra ella las llaves se hundieran en su interior.
Pórticos y pórticos dentro de pórticos, los ¨Pórticos del Puma¨ |
Sobre esa plataforma armaron lo que debió ser un edificio extraordinario para su época, con muchos pórticos y muros ensamblados con pulidos bloques modulares ornamentales de resistente roca sedimentaria -andesita y arenisca- con forma de H. Diseñados con una geometría muy compleja -cada bloque tiene aproximadamente 80 caras y hasta 7 niveles de delicados y perfectas superficies en bajo relieve- con un diseño de forma escalonada inspirado en la ¨Chakana¨, la simbólica constelación de la cruz del sur, cuyas estrellas sirven para localizar el Polo Sur terrestre. Esos bloques muy complejos, regulares y modulares que tienen un acabado excepcional, tuvieron que ser creados con un avanzado sistema constructivo muy inteligente y avanzado, que requirió un diseño muy preciso, gran planeación y mucho trabajo para poder hacerlos.
Pórtico tirado en Puma Punku idéntico al llamado Puerta del Sol que se encontró en el Kalasasaya |
Al Templo se accedía por una escalinata en su lado oeste, que permitía a los peregrinos ascender a través de dos masivos portales de andesita. En Puma Punku todavía está tirado en el piso uno de esos pórticos que curiosamente es idéntico -en su parte trasera que se puede ver- al llamado ¨Puerta del Sol¨ que se encontró roto y medio sepultado en tierra, en el Templo de Kalasasaya en Tiawanakú. Lo que indicaría que los Tiawanakotas o los Inkas lo movieron hasta la posición que ahora ocupa -se sabe que la actual no es la posición original- o que formó parte de un templo destruido por el cataclismo que sepultó a Puma Punku y que luego fue usado en la reconstrucción posterior por unos u otros. Los pórticos del Templo en Puma Punku que permitían llegar a la terraza superior que contenía en un nivel más bajo una plaza central a cielo abierto, enmarcaban al fondo la altísima montaña de illimani. La plaza tenía un gran espejo de agua, alimentado a través de canales de piedra desde la fuente natural de Choquepacha en su lado suroeste y era donde se realizaban las principales ceremonias y rituales del gran templo.
Lo misterioso es que se verificó que el material de los bloques ornamentales de andesita usados sobre la gran plataforma, procede de una cantera situada en la Península de Copacabana, a 90 Kms de distancia cruzando el Lago Titicaca. Hoy muchos afirman que fueron cortados y tallados allá, pero no explican como lograron movilizarlos -pesan hasta 40 toneladas- en delicados botes de totora, hechos de juncos entrelazados. Tampoco explican como lograron llevarlas desde la orilla del Titicaca por 15 kilómetros y 300 metros cuesta arriba hasta la ciudad, sin rampas de piso duro y ligera pendiente, para que miles de hombres lograran halarlas hasta arriba. Y como si fuera poco, se entrelazaban con otros bloques adyacentes -como un mecano- de formas ligeramente distintas, de caras perfectamente paralelas y ángulos rectos muy precisos. De cada forma se encontraron varios bloques identicos entre sí, algo imposible de lograr tallándolos con herramientas primitivas. Esto solo habría sido posible utilizando moldes en los que vertieron la arenisca o la andesita pulverizada, mezclada con un pegante geológico -para crear algo similar al -¨concreto¨ de cemento actual- que al secar y al desmoldarse adquiere toda la apariencia de piedra natural. El que se hayan encontrado muchos bloques identicos -aunque es muy poco lo que se ha excavado aún en el área- es una prueba para cualquier arquitecto, que fueron prefabricados en serie, en piedra artificial con una precisa y avanzada tecnología.
Una obra extraordinaria realizada por una cultura de la que aún no se ha encontrado un sistema de escritura, que nunca conoció la rueda, pero que también dejó bloques de durísima Diorita muy pulida, con perforaciones equidistantes y de exactamente el mismo diámetro y de la misma profundidad dentro de un surco de lados perfectamente paralelos. La Diorita es una roca ígnea -creada por magma hirviente que se enfrió muy lentamente en las profundidades de la tierra- que tiene una dureza de 6.5 a 7 en la escala de Mohs, el diamante tiene 10 en esa escala. Algo imposible de hacer con las burdas herramientas de maleable cobre o de bronce -una aleación metálica de cobre y estaño- con las que se afirma fueron cortados, perforados y pulidos.
Bloques con lados perfectamente paralelos y bajo relieves imposibles de tallar con cinceles de bronce |
Evidentemente no solo los constructores de Puma Punku, sino también los Tiawanakotas y los Inkas conocieron la formula química para hacer bloques de piedra artificial, como ya vimos en Sacsahuayman, Cusco, Machu Picchu y Ollantaytambo, algo que también veremos en la pirámide de Akapana y en los templos construidos a su alrededor. Sin embargo en esos desarrollos posteriores nunca regularizaron ni prefabricaron los bloques que usaron, como si fue el caso de los que se encontraron en Puma Punku. Hubieran podido seguir su ejemplo y haberlos hecho más pequeños y livianos para tenderlos fácilmente en hiladas horizontales -como si fueran los ladrillos cocidos que utilizamos actualmente- lo que indudablemente les habría facilitado enormemente el trabajo.
Todo lo que se encuentra en Puma Punku implica prefabricación masiva en piedra artificial y precisa tecnología |
Porqué prefirieron hacer bloques enormes y pesados, con lados a distintos ángulos, cada uno con una forma única y original que ensamblaban de manera perfecta con los bloques adyacentes? Hay que recordar que pasaron siglos después del colapso de Puma Punko para que surgiera Tiawanakú y un intervalo similar existió después de su destrucción hasta el resurgimiento del desarrollo inka sobre las ruinas de los dos anteriores. La técnica de prefabricación desaparece, una tecnología que paradójicamente solo se usó en Puma Punku al inicio -de acuerdo a los análisis de radio carbono- y no como lógicamente se debería suponer, al final en la época inka. Eso nos indica que la tecnología se perdió con la muerte de sus sacerdotes, en el súbito cataclismo volcánico que arrasó a la ciudad. Es muy posible que siglos después, los sacerdotes astrónomos -que dirigieron la construcción de los grandes templos y los edificios públicos de los dos desarrollos posteriores- necesitaron altas piedras monolíticas que sirvieran como referencia estacionaria para que ellos y sus descendientes pudieran registrar los movimientos del sol y de las estrellas. Necesitaban altos bloques de piedra en bruto, grandes y muy pesados -como Menhires- para colocarlos verticalmente con su parte inferior ligeramente enterrada en el suelo. Sin embargo no tenían ruedas, ni poleas y hacer caminos de piedra desde las lejanas canteras donde encontraron la materia prima, hasta el lugar donde querían construir sus templos para transportar -empujando o halando con miles de hombres- esas grandes rocas, habría requerido un esfuerzo extraordinario.
Desarrollaron, heredaron o importaron la tecnología de piedra artificial -no se sabe muy bien como llegaron a ella, pero si se sabe que la usaron- porque con ella hicieron los grandes bloques que aún se encuentran en sus templos. Despedazaron y pulverizaron la roca en las canteras y la llevaron a la obra muy fácilmente en canastas, donde la mezclaron con un aglomerante geológico -que usaba cal como uno de sus componentes principales- para luego verterla -in situ- en sencillos pero grandes moldes hechos con tablas de madera y planchas de cobre. Muy seguramente al fabricar esos grandes ¨Menhires¨ desarrollaron un técnica que les pareció lógica, sencilla y eficiente. Cuando decidieron construir muros debieron desarrollar un sistema de damero en el que fabricaban dos bloques dejando entre ellos un espacio intermedio para apisonar posteriormente un tercero en ese espacio. Usaban los ya fundidos como parte del molde del tercero, lo que les facilitaba el trabajo y lograba de paso el perfecto ajuste entre todos los bloques de sus muros. Al dominar esa técnica, ni siquiera se les ocurrió regularizar y empequeñecer los masivos bloques que utilizaban.
Ejemplo de ¨Menhires¨ en el Kalasasaya donde se encontró la Puerta del sol- Posnansky y el Monolito Bennet |
En 1945 Arthur Posnansky un investigador de origen austro-húngaro que estudio las ruinas del lugar durante mucho tiempo, afirmó que Puma Punku había sido construido hace 15.000 años y que era la civilización más antigua de América. Posnansky basó su teoría en su creencia que los constructores de Puma Punku construyeron también todo lo que encontró en Tiawanakú, en el Templo de Kalasasaya, la pirámide de Akapana y el Templo de Putuni, que no tienen ni de lejos la misma tecnología de perfectos prefabricados modulares de piedra que se encuentran en Puma Punku. Una hipótesis que fue desmentida por los análisis posteriores de radiocarbono. Sin embargo Posnansky encontró una ligera desviación en el eje este-oeste del Templo de Kalasasaya en Tiawanakú, que según él debió haber sido construido perfectamente alineado con el movimiento del sol los días del equinoccio de Verano y de Invierno.
Construye la teoría que el movimiento del eje de la tierra -que se inclina como el eje de un trompo que gira sobre su eje- causado por la órbita que hace el Sistema Solar alrededor de las Pléyades -órbita que toma aproximadamente 26.000 años- fue la que causó la desalineación que encontró en el Templo. Utiliza la desviación que registró en el eje del Kalasasaya para encontrar por Arqueo Astronomía -una ciencia que desarrolló Norman Lockyer en el siglo 19- el momento en el pasado en que pudo encontrarse perfectamente alineado con el movimiento este-oeste del Sol en los equinoccios. De esos cálculos concluyó que Puma Punku y las construcciones de Tiawanakú tuvieron que haber sido construidas en el año 13.000 AC. antes del diluvio Universal. Momento en que según él, Puma Punku era un puerto en la orilla sur del Titicaca, orilla que hoy se encuentra a 16 kms de distancia y 300 metros más abajo. Según él la evaporación redujo progresivamente el área del lago y disminuyó la profundidad de sus aguas, sin embargo muchos ríos vacían sus aguas en el Titicaca, como los Ríos Ramis, Llave, Coata, Huancané y Suches, que la compensan. Basado en su datación afirmó también que el diluvio Universal generó un gigantesco maremoto -que llegó al lago más alto del mundo- que fue el que provocó la catastrófica inundación que destruyó a Puma Punku. Sin embargo se sabe que el diluvio elevó las aguas de los mares en 120 metros, una cifra considerable pero no suficiente para provocar un maremoto a 3.800 metros de altura sobre el nivel del mar.
Y de ser cierto que el diluvio destruyó a Puma Punku, sepultando de paso bajo tierra 400 hectáreas de cultivos, tendría que haber sepultado también al templo de Kalasasaya en el que basó sus cálculos. Lo que habría obligado a que los Inkas localizaran sus ruinas sepultadas bajo 2 metros de tierra -algo bastante difícil- lo desenterraran y lo reconstruyeran usando una tecnología inferior a la de sus constructores originales, por lo que podrían haber variado levemente el eje del Templo con relación al eje del movimiento solar en los equinoccios. Y si vemos las fotos tomadas en 1904 de ese templo, lo único que había en ese entonces eran las rocas altas en sus bordes, también los que hicieron la reconstrucción del templo pueden haber desviado levemente su eje. El derretimiento de la capa de hielo que cubría casi todo el planeta -que creó hace 13.000 años el llamado diluvio universal- hizo desaparecer casi todas las construcciones que existían en ese momento sobre la tierra. Lo único que sobrevivió a ese cataclismo fueron los Trilitones de Baalbek y los megalitos bajo el templo de los Judios en Jerusalem, que por ser tan masivos -pesan aproximadamente 1.200 toneladas cada uno- el agua no pudo moverlos. De haber llegado ese maremoto hasta Puma Punku, no hubiera quedado ni el cuento.
En sus excavaciones Posnansky encontró huesos de toxodonte -un gran mamífero extinto en el diluvio- junto a huesos humanos, restos de peces, sedimentos marinos, millones de conchas marinas y fósiles de plantas acuáticas. Esto le sirvió como confirmación de la hipótesis del diluvio que había desarrollado, sin embargo esos sedimentos corresponden a la era terciaria cenozoica, en el período cuaternario, cuando el mar efectivamente llegaba hasta allí y no a las épocas muy posteriores en que se construyeron Puma Punko y Tiawanakú. La verdad es que ninguno de los templos o palacios de Tiawanakú presenta bloques tan perfectos como los de Puma Punku. Es mas sencillo y lógico suponer que fue parcialmente sepultado por una avalancha súbita de origen volcánico, que dejó muchas partes de los edificios originales parcialmente destruidos pero visibles y fácilmente localizables por los Tiawanakotas que se asentaron en el mismo lugar -unos dos siglos después de la catástrofe- para reverenciar el lugar al que atribuían el nacimiento de sus primeros antepasados, los Dioses.
Los habitantes de Puma Punku también inventaron los -Suka Kollus en Aymará y Waru Waru en quechua- montículos de tierra elevados usados para cultivos intensivos. Tenían entre 1 y 20 metros de ancho, 10 a 100 de metros de largo y entre ellos habían canales con agua a una profundidad entre 0,5 y 1 mt. que además de irrigar los cultivos agrícolas servían para cultivar peces. Los canales que humedecían los cultivos, absorbían el calor de la radiación solar durante el día y lo emitían durante las noches, protegiéndolos de las heladas comunes en esa zona. La técnica que desarrollaron alrededor del año 500 DC, les permitió tener cultivos agrícolas intensivos para el consumo humano y para mantener manadas de camelidos, además de la abundante proteína que proveían los peces. Sus excedentes sirvieron también para sustentar una clase sacerdotal que creó una religión muy organizada. Esa técnica fue luego aprovechada por Tiawanakú entre el año 800 y el 1.200 Dc, que restableció una parte de los que fueron sepultados por el cataclismo que destruyó a Puma Punku. Imágenes del satélite Lansat muestra que la mayoría de los Suka Kollus aún permanecen abandonados y sepultados bajo tierra en una enorme extensión del valle de Tiawanakú. Sus sucesores inkas aprovecharon esa misma tecnología en menor escala, Cobo relata que Pachacutec Inka Yupanqui, el noveno Inka, pasó con su ejército por los restos de Puma Punku y Tiawanakú, admirado por lo que vio le pidió a sus arquitectos que copiaran las técnicas constructivas y las terrazas agrícolas para reproducirlas en Cuzco. Allá en la montaña los inkas construyeron terrazas agrícolas en las laderas irrigadas por gravedad desde acequias de piedra donde almacenaron el agua. Con esas tecnologías cultivaron maíz, zapallo, camote, papa, algodón, calabaza, pimiento, quinua y yuca. Se calcula que con esos cultivos pudieron haber alimentado una población de 1.500.000 habitantes, además de grandes rebaños de llamas y alpacas.
De donde surgieron los pobladores de Puma Punku? Aún no se sabe con certeza. El Pacífico ha sido un medio de enlace, no reconocido durante mucho tiempo, entre sur América, el este de Asia, Australia e India. El Atlántico y sus conexiones fluviales a través del Amazonas y la infinidad de ríos que con el conectan, es otro medio de conexión entre el altiplano en los Andes -una meseta limitada por cordilleras con altísimos volcanes que colinda con el Lago Titicaca, especialmente apto para un desarrollo humano- con Africa y el Medio Oriente. En que momento llegaron? Se sabe que ni en Puma Punku, ni en Tiawanakú, ni en Cusco existió la rueda, o sea que los pobladores originales, la madre de las civilizaciones andinas, no la conoció. Tal vez excavaciones futuras en el altiplano nos den más pistas sobre todas estas inquietudes.
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