El universo está diseñado de manera que tu -como todo ser humano- pases por varias etapas: Eras inocente, cuando comenzaste tu proceso evolutivo, cuando tu espíritu y tu alma estaban vacíos de información...
Eres ignorante, porque tu inocencia aceptó toda la información que recibiste como verdadera a pesar de que mucha era falsa, sin embargo tu no lo sabías, por eso te convertiste en ignorante...
Comenzaste a tomar decisiones en base a un sistema de creencias, en el que la mayoría de tu información era falsa y por eso siempre te producía sufrimiento. Tu deseo de ser feliz te impulsó a validar la información que poseías, comenzaste a lograrlo cuando te decidiste a observar y a reflexionar sobre los resultados que producía la información que utilizabas para fundamentar tus decisiones ante las situaciones de la vida diaria. Tarde que temprano comprendiste que si la decisión que tomaste te generó conflicto, pérdida de energía vital, escasez, soledad, depresión y sufrimiento, era una verificación que esa información era falsa. Esa certeza -que es sabiduría obtenida a través de la experiencia- te permitió trascenderla y reemplazarla por la que surgió con claridad en ese momento en tu mente: una seguridad absoluta de como actuar en situaciones similares para generar armonía, abundancia, buenas relaciones, elevar su energía vital y sentir paz interior...
Ese proceso de prueba y error se acelera cuando comprendes que para aprender, evolucionar y alcanzar la felicidad que anhelas, tienes que partir por aceptar que eres ignorante, aceptar tu incompetencia, aceptar que no sabes, comprometerte buscar la información que necesitas para saber y empoderarte…
Aprendes rápidamente cuando con humildad consciente te declaras aprendiz, cuando partes de la insatisfacción presente que te produce tu escasez, tu soledad, tu enfermedad, tu sufrimiento y te apoyas en la visión de una situación futura más satisfactoria...
También se requiere que asumas la responsabilidad sobre tu propia transformación, que te decidas a convertirte en protagonista de tu propio destino. Asumes esa responsabilidad cuando logras comprender que tu eres el creador de tu propia realidad...
Mientras tengas la falsa creencia que eres víctima de las circunstancias, de los demás, de tu mala suerte o de Dios no podrás convertirte en un discípulo, no tendrás el poder para salir de la inercia que genera tu propio pasado. Mientras creas ser una víctima inocente, solo podrás salir de tu impotencia, de tu ignorancia y de tu infelicidad cuando te satures de sufrir, cuando toques fondo y entres en la noche negra de tu alma...
El sufrimiento descontrolado que produce ese momento, es el que te lleva a aceptar -a las malas- que no sabes, que creías saber, que eres ignorante y que necesitas información de sabiduría. Te lleva a llorar y llorar para apagar el fuego del sufrimiento y para permitir que surja lo que has reprimido durante miles de años, tu sensibilidad, tu espiritualidad, tus intuiciones, tu contacto con el arriba, con las jerarquías del universo que se encuentran en las dimensiones superiores de esta realidad...
Adquieres así el estado de ser que garantiza que tu maestro ascendido -que ya sabe que estas listo y dispuesto a valorar la información que te envíe- organice las sincronicidades adecuadas para que te llegue luz a tu mente. El flujo de esa información solo dependerá de tu propio compromiso, igual que la velocidad de tu perfeccionamiento solo dependerá de tu propio esfuerzo y de tu disciplina. Esos factores que mantienen tu conexión con la fuente de tu creatividad y de tu poder, son los que te llevarán a encontrar un maestro mortal, que responderá a todas las inquietudes que el nivel en el que te encuentras puede generar. No necesitas que se te aparezca Krishna, Buda, Jesus o Saint Germain, con alguien un poco más adelantado que tu en su propio proceso transformador obtendrás lo que necesitas. Así de perfecto es el entramado del universo...
En ese momento te habrás convertido en discípulo y la función más importante en tu vida será verificar los conocimientos que recibas a través de tu propia experiencia, validarla usándola para tomar decisiones, comprometido con observar y reflexionar sobre los resultados que produce en tu propia vida. Como ves el camino no tiene pierde, no aceptarás información falsa porque inmediatamente verificarás que te produce tensión, angustia y sufrimiento. El conocimiento que verifiques de esta manera se convertirá en comprensión, en sabiduría, en certezas que te conducirán a convertirte en un creador de realidades perfectas…
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