Cuando te sientes víctima de las situaciones y de los demás -de manera habitual- terminas convirtiéndote en un ¨mártir bueno¨. Esta posición se fundamenta en la falsa creencia que debes resignarte a sufrir tu ¨mala suerte¨ o el castigo divino -seguramente merecido debido al ¨Karma¨- por malas acciones realizadas en una vida pasada que no recuerdas. Resignarte a sufrir un sin numero de situaciones difíciles causadas por una larga sucesión de victimarios. Ese ¨Karma¨ -un concepto mal entendido- se convierte en una ¨poderosa razón¨ para resignarte ante el sufrimiento que experimentas...
Cuando tienes esa falsa creencia, interpretas la Ley de Causa y Efecto -una de las leyes fundamentales que ordenan la realidad- como una ley de segundo nivel de consciencia, la conviertes en una ley vengativa de ¨ojo por ojo y diente por diente¨. Una ley que te obligaría a experimentar un castigo inexorable: te transformaría del victimario que fuiste en la vida pasada, en víctima en tu vida presente. Tendrías que vivir una situación similar a la que tu creaste, experimentar el mismo sufrimiento que causaste. Supuestamente este cambio de roles -de victimario a víctima- te permitiría comprender como actuar ¨correctamente¨ al experimentar en carne propia lo que le hiciste a otro. Sin embargo no puedes recordar el error cometido porque no recuerdas tus vidas pasadas, lo que hace imposible que puedas comparar esos dos estados y lograr la comprensión que supuestamente sucedería. No puedes arrepentirte de algo que no recuerdas, además el sufrimiento que le causaste a otro, tampoco se cancela porque tú experimentes un sufrimiento similar. No recuerdas tus vidas pasadas precisamente para impedir que la ignorancia que tenías, influencie tus decisiones en esta vida, para permitirte una vida totalmente nueva con un sistema de creencias totalmente distinto al que tenías. De esta manera podrás encontrar comprensiones distintas en cada reencarnación...
Lo que esa falsa creencia sobre el ¨karma¨ logra, es que tu mente se resigne y se crea impotente para solucionar las dificultades y el sufrimiento que experimentas. La falsa creencia te lleva a aceptarlo como el castigo que mereces, porque ¨Dios no se equivoca y no actúa injustamente¨. El ¨Karma¨ interpretado de esta manera tiene a una enorme población resignada a vivir su situación de sufrimiento, convertidos en ¨mártires buenos¨...
La Ley de Causa y Efecto establece dos cosas: La primera es la total libertad que tienes para crear lo que imagines y desees en tu vida. Eres un aprendiz de creador, naciste para aprender a crear realidades perfectas. Por supuesto no naciste aprendido, esa es la razón por la que creas estados de No-ser, generas conflicto y sufrimiento. Al comienzo creas lo que sucede de manera inconsciente, sin darte cuenta, aún no sabes que tu creas todo lo que sucede en tu vida personal y co-creas por consenso lo que sucede en el escenario colectivo. Además cuando permaneces preocupado por el futuro, miedoso, pesimista y negativo, lo que imaginas es oscuro, es realmente algo que no deseas experimentar. Sin embargo tu imaginación aumenta las probabilidades de que se manifieste, tus miedos lo atraen para que al experimentarlo y resolverlo, aumentes tu confianza interior y tu auto estima. Con el tiempo y como resultado de las comprensiones que producen los errores que cometes, vas aprendiendo a crear de manera consciente, a mantener pensamientos positivos, a imaginar el futuro que anhelas y a agradecer el logro de las metas que te propones...
La segunda cosa que genera la Ley de Causa y Efecto es la obligación que tienes de experimentar en carne propia, lo que imaginas y creas. De esta manera puedes verificar si lo que creaste generó sufrimiento o armonía en tu vida; Si fundamentas tus creaciones y tus estados mentales en falsas creencias y en conductas equivocadas que van en contra del orden universal, lo que creas es caos. Cuando fundamentas lo que creas en verdades, siempre generas felicidad, abundancia, salud y buena compañía. Es a través del contraste que generan los resultados que producen tus decisiones, que aprendes que lo falso siempre genera sufrimiento y lo verdadero siempre genera armonía. Ese es el Método Divino que te guía a localizar y a trascender tus falsas creencias, que te induce a que libremente corrijas tus conductas ácidas, reactivas y equivocadas, las que te impiden ser feliz, generando la evolución de tu consciencia y el perfeccionamiento de tu alma...
La resignación ante la adversidad termina convirtiéndose en mansedumbre y en sumisión. Te impide salir del estado de víctima impotente, te induce a claudicar y a conformarte con una vida de sufrimiento que crees que te corresponde. Cuando te resignas es porque tienes la falsa creencia que en la vida existe la ¨mala suerte¨ o el ¨Karma¨ como castigo. Esto puede incluso llevarte a buscar el reconocimiento y los méritos del mártir, a llamar la atención sobre tu estado a través de la queja y el llanto, a buscar la conmiseración y la identificación de los demás con tu sufrimiento…
Cuando te sientes víctima de tus seres queridos puedes llegar a convertirte en un recriminador permanente y en un chantajista emocional de tus ¨victimarios¨ buscando manipular su conducta para lograr que resanen la injusticia que cometieron contigo, para que permitan el regreso de la felicidad que te ¨quitaron¨. Usas tu poder para convencerte a ti mismo que no tienes ningún poder, te auto-hechizas negativamente y lo grave es que solo tú puedes deshacer el hechizo. Y esto solo lo logras dándote cuenta que tu creas tus estados de No-Ser, de sufrimiento e impotencia mientras ignores o no aceptes la responsabilidad consciente o inconsciente que tienes como creador de tu realidad...
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