domingo, 7 de agosto de 2016

LA CONCIENCIA EVOLUCIONA AJUSTADA A UN ORDEN DIVINO



Hoy quiero presentarles el nuevo logotipo que va identificar -a partir de ahora- a Arcobaque. Durante un buen tiempo ocupamos la ayuda de varias personas, excelentes diseñadores gráficos, especialistas en mercadeo y comunicadores, buscando esa imagen que se mostraba muy elusiva y una frase que la iluminara. Sin embargo a pesar que nos aproximamos a lo que buscábamos, unas veces no me satisfacía a mi, otras veces a Jose, y como el acuerdo era que debía gustarnos a ambos y satisfacer todas las expectativas que habíamos determinado en un proceso creativo inicial, seguíamos adelante.

Hasta que saturado del proceso que no llegaba a ninguna parte, en una madrugada durante la meditación que trato de hacer regularmente, decidí pedir ayuda a los Maestros. Reflexioné sobre lo que ya habíamos encontrado y vi claramente que los contenidos de la consciencia surgían del Vescica Piscis, por lo que su forma almendrada debía ser parte fundamental de ese logo. Se hizo presente también en ese momento la Octava que ordena la transformación de todo lo que cambia. Reflexione sobre todo eso y en ese momento Zas! vi en mi mente el logo que buscábamos. Prendí la luz de mi mesa de noche y tomé un cuaderno que siempre mantengo allí para escribir o dibujar lo que pueda surgir y lo dibuje a grandes rasgos. Al día siguiente lo dibujé en el computador se lo mostré a Jose y a ella le encantó. Mientras lo dibujaba reflexione acerca del mensaje que ese logo busca transmitir: que la conciencia evoluciona ajustada a un orden divino. Hoy decidí compartir con Ustedes las reflexiones que condujeron a ese logo. 

Hay intervalos en que todo el Ser -el Único Ser- está en un estado de profunda absorción meditativa, en éxtasis espiritual. Vacío de conceptos y formas permanece neutro, sin dualidad sujeto-objeto, ensimismado en su siempre presente Ser. En absoluta quietud, porque vibra a infinita velocidad, tan rápido que permanece totalmente quieto. No percibe el paso del tiempo porque su estado es constante, sin fluctuaciones, en el eterno presente nada cambia su homogéneo gozo de Ser. 
Totalmente libre, no esta limitado por la forma, el espacio, ni el tiempo, esta en todas partes siempre presente y omnipotente, descansa, sin perder su capacidad para abandonar su equilibrio perfecto. Hasta que cíclicamente, un punto cualquiera de su Ser -igual a la infinitud que lo conforma- despierta, su estado se torna alerta y se observa asimismo con  imparcialidad. 
El observar al Ser, sitúa ese punto en una realidad independiente. Observa lo que Es y al hacerlo lo unifica, ve que es coherente, todos los puntos que lo conforman interconectados. 
La otra parte de ese Ser, no se inmuta, sabe que es indestructible. Sabe que su propia perfección, su propio orden, impide la aparición de lo impredecible, del caos o del azar que podría auto-destruirlo. Y continúa absorto en si mismo.
El Ser Punto despierto y alerta se pregunta, Quien Soy? Hasta cuando existiré? Hay alguien más aquí con quien interactuar? Porqué estoy aquí? Que puedo hacer o crear? Al enfocarse deliberadamente en simismo, origina una intención, manifiesta el deseo de saber sobre si mismo y al hacerlo crea la Consciencia. La Consciencia tiene un propósito, encontrarle comprensiones al Ser sobre si mismo, verificar cual es la esencia de algo  infinito. 

Desde ese punto despierto y alerta, expande su percepción omnidireccionalmente buscando darle respuesta a esas preguntas.  
A pesar que avanza y avanza en todas las direcciones simultáneamente, no encuentra nada distinto al mismo Ser homogéneo e imperturbable. La exploración lleva la Consciencia a comprender que no puede comprender lo infinito, ni lo eterno, que para comprender algo, tiene que limitarlo en el espacio y limitarlo en el tiempo, tiene que experimentarlo, sentirlo y serlo. La única manera que puede darle las respuestas que busca el Ser Punto sobre el Ser Infinito del que es parte, es con una infinita sucesión de comprensiones finitas. Eso le parece coherente y divertido al Ser Punto, no solo puede encontrar respuestas sobre si mismo, sino que puede observar y divertirse con los experimentos y experiencias de su Consciencia. 

La Consciencia decide entonces limitar la exploración al volumen del Ser contenido en la esfera de la que en ese momento es centro. Sin embargo a la Consciencia aún no le surgen comprensiones de ese espacio limitado, más allá del saber que tarde que temprano se va a aburrir de sostenerlo y va a regresar ineludiblemente al Ser Absorto y homogéneo. 
Decide entonces duplicar exactamente ese espacio conocido -que tiene al Ser Punto en su centro- para buscar respuestas haciendo interactuar dos esferas iguales consigo mismas. 
Desplaza la copia exacta del Ser Punto hasta la superficie exterior de la esfera inicial, la que contiene su primer espacio conocido y Zas!  
En ese momento en la intersección de las dos esferas aparece el Vescica Piscis. La almendra de la que surge toda la Sapientia Prisca, la Geometría Sagrada, las Progresiones Matemáticas Divinas, las Proporciones Aureas, los Fractales, las Funciones y las Conductas Esenciales Naturales y los Códigos Genéticos de todo lo que puede existir.  
Inherente al Único Ser, surge el Orden Divino que permite que la Energía tome infinidad de formas limitadas, actuales, presentes y temporales capaces de interactuar entre ellas para crear experiencias y que de ellas surjan las comprensiones que busca acumular la Consciencia para el paradójico Ser Punto, alerta y despierto. 
Del Vescica Piscis surge también un Patrón Divino que ordena todo lo que cambia -la Octava escalar que basada en el número 7- garantiza que la Consciencia que toma forma ajustada a la Sapientia Prisca, evolucione al ir acumulando comprensión sobre la esencia del Único Ser: el Amor y el Orden. Así logra su máxima perfección en el nivel que existe para ascender inmediatamente al siguiente, hasta que todo regresa a la perfección absoluta de la  que surgió. 
Ese Patrón Divino -compuesto por 7 arquetipos o principios ordenadores- se deja ver, para que nosotros los hombres podamos darnos cuenta que existe, en los 7 colores monocromáticos en que se descompone la luz. Se revela también en las 7 notas musicales; En los 7 cuerpos celestes que podemos ver a simple vista -el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno; En los 7 metales -Plomo, Estaño, Hierro, Cobre, Mercurio, Plata y Oro; En los 7 Sistemas Glandulares del cuerpo humano, en los 7 Chacras que lo conectan a lo  sutil…
De esta manera inherente al Único Ser, se manifiesta cíclicamente un orden que da lugar a infinidad de mentes libres e individuales y a su integración perfecta en una Gran Mente colectiva que le da forma a la realidad. 

Después de darle forma, interacción y experiencia a un Universo, el Ser Punto satisfecho de las comprensiones que su Consciencia acumuló para el, regresa satisfecho a descansar en la homogeneidad, la absoluta quietud, y la perfección del Único Ser. 

En esa experiencia temporal y limitada, de Ser Universo, fue simultáneamente Ser Absorto, Ser que Observa y Ser que Actúa.  La triada que complementa el logo de Arcobaque.


Si te interesan los temas de como evoluciona la conciencia:


sábado, 30 de julio de 2016

IMAGINAR Y AGRADECER


Hoy quiero revelarles una decisión que agradezco profundamente: El haber estudiado arquitectura. En la universidad de Los Andes me enseñaron a imaginar ordenadamente, lógicamente, funcionalmente. Eso me ha permitido divertirme creando cosas muy diversas, edificios, unidades móviles y estudios de televisión, comerciales y programas de televisión, patrones para telas, piezas de cerámica, animación tridimensional, piezas publicitarias, libros, logos, talleres sobre la evolución de la consciencia, sobre física cuántica, sobre alquimia, retiros en oscuridad, viajes a lugares de alta energía, meditaciones con psicomágia e imágenes arquetípicas, guiones para impulsar la evolución de la consciencia por televisión, incluso me ha permitido crear y seguir transformando a Arcobaque. Creo que todo el mundo debería estudiar arquitectura para aprender a imaginar -sin fantasías- lo que desee. 

Las ciudades, las carreteras, los edificios y todo lo creado por el hombre en el plano físico, existe a gracias una serie de imaginadores profesionales, arquitectos, ingenieros, urbanistas -que muchas veces sin saberlo conscientemente- usan su imaginación para crear en el Etérico. Nada puede manifestarse en lo físico sin haber sido creado primero en el Etérico. En el Etérico están los moldes de lo físico. De no ser por ellos todavía viviríamos en cavernas. 

Todos utilizan la imaginación como  parte de su función para derivar los ingresos que les permite vivir. Sin embargo no todos han descubierto el extraordinario valor de la herramienta que utilizan, la conexión que establece con lo sutil, el poder para manifestar que fortalece. 

Para que eso suceda se requiere primero dejar de ser víctima, porque quien se siente víctima inocente no cree tener ningún poder para crear o transformar su realidad. El poder se lo entregaron a sus victimarios. Usaron su poder para convencerse asimismo que no tienen ningún poder. Se auto hechizaron y ahora amarrados por una camisa de fuerza auto impuesta, solo aciertan a rezar para pedir lo que desean -si es que rezan- o se convierten en ateos desconectados del arriba, de la fuente de información y creatividad. 

La imaginación funciona como herramienta de manifestación siempre que este conectada al presente, a lo que existe aquí y ahora, cuando lo que se visualiza es su transformación. Desconectada del presente, sin una clara y lógica proyección hacia el futuro, es una simple fantasía. La imaginación es energía e información que dirige y guía a la consciencia creadora en la Gran Mente, a que le de forma -en la sustancia- a una intención con el propósito de producir una experiencia. 

Cuando más la empleamos es cuando somos niños,  sin embargo esa conexión mágica con la realidad la perdemos cuando crecemos y nos ¨adulteramos¨. Al crecer olvidamos como utilizar las conexiones que tenemos con la Gran Mente, creemos que imaginar es ocupar nuestra mente en fantasías, en imágenes inconexas en las que la causa y el efecto se superponen como en los sueños, sin ningún lógica y sin ningún orden. Al crecer nos convencemos que nuestros pensamientos no afectan de ninguna manera nuestra realidad. 

Al crecer reemplazamos la imaginación por la preocupación, que es la imaginación del miedo, de la desconfianza y de la baja autoestima. Nos convencemos que para hablar con Dios -para conectarnos con la Gran mente, contenida en la Gran Consciencia que manifiesta el Unico Ser para encontrar comprensiones sobre si mismo- necesitamos ir a templos físicos a participar en rituales colectivos basados en el miedo, en los que todos piden -como mendigos- lo que pueden aprender a crear por si mismos. Nos convencemos que solo lograremos conectarnos verdaderamente con Dios -al llegar a su presencia en espera de su juicio inmisericorde- cuando estemos muertos.

Al convertirnos en ¨adultos¨ nos olvidamos de agradecer lo que logramos manifestar con intención firme, con imaginación clara. Nos olvidamos de agradecer el orden que existe, la realidad perfecta para aprender, la diversidad extraordinaria, la consciencia que nos permite saber que existimos, por amor. Nos olvidamos de agradecer -todos los días- los errores que cometemos, porque los resultados de sufrimiento que siempre producen, son la oportunidad que nos damos a nosotros mismos para encontrar y trascender las causas que los generan. Causas que siempre están en nuestra mente, en nuestras falsas creencias, en nuestros prejuicios, supersticiones, en nuestra visón equivocada sobre el bien y el mal, en nuestras conductas ácidas, egoístas, reactivas y autodestructivas. 

La imaginación es la primera herramienta para manifestar, la segunda es el agradecimiento. Quien no agradece no establece una conexión con el arriba, por ese canal -que siempre debemos abrir nosotros- es por donde descienden las intuiciones, la inspiración, las ideas geniales, las oportunidades y las sincronicidades que nos ayudan a que lo que imaginamos se manifieste. Logramos manifestar cuando mantenemos muestra mente en alta energía, cuando le demostramos a las jerarquías y a las divinidades el compromiso de auto perfeccionamiento que tenemos con nosotros mismos,  de otra manera no recibimos el apoyo sincrónico del universo entero, ayudándonos a convertir probabilidades de ser en actualidad manifestada.  

Si quieres aprender a manifestar, deja de ser víctima y dedica todos los días un espacio a imaginar y a agradecer lo imaginado como si ya hubiera sucedido.


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viernes, 29 de julio de 2016

LA GRAN IMAGINACIÓN


El universo es un Gran Pensamiento en la Gran Mente del Unico Ser.

Un gran pensamiento que cambia dinámicamente, instante tras instante en el eterno presente. Una extraordinaria holografía conformada por la suma de las creaciones individuales que ocurren en las mentes individuales de miles de millones de entidades encarnadas.

Todo lo que existe en nuestra realidad personal lo creamos primero en nuestra mente.

Unos pocos creamos nuestra realidad dándonos cuenta que lo hacemos, usamos la imaginación -que es la herramienta de creación de nuestra mente- para crear conscientemente. Una gran mayoría creamos nuestra realidad aún sin darnos cuenta que la creamos, de manera inconsciente. Sin embargo todos, sin excepción, llegaremos a darnos cuenta que somos creadores aprendices.

Aprendiendo a crear realidades perfectas.

Encarnamos y reencarnamos para aprenderlo, en un largo curso que nos toma muchas vidas. Vamos creando una realidad personal cada vez más perfecta a medida que vamos acumulando sabiduría. La sabiduría es certeza sobre como crear armonía en nuestra vida presente. En ese largo proceso nuestro eterno espíritu va acumulando cada vez más sabiduría. En ese largo proceso, nuestro espíritu observa como nuestra alma -el contenedor de nuestra mente- adopta una sucesión muy distinta de personalidades temporales, porque es nuestra alma la que encarna, nuestro espíritu observa. Solo así logra acumular las comprensiones que nuestra alma encuentra para él, en vidas muy distintas que producen experiencias muy distintas  en una realidad siempre polar. 

Esos cambios son necesarios porque nuestra alma solo encuentra comprensiones y acumula sabiduría a través de la experiencia. La experiencia que produce sentir una situación, vivirla intensamente mientras tomamos decisiones sobre como actuar para resolverla. Para luego detenernos y reflexionar sobre los resultados -de armonía o sufrimiento- que obtuvimos con las decisiones que tomamos. Solo cuando sentimos y reflexionamos, surge en nuestro interior el discernimiento sobre como producir felicidad y como crear realidades perfectas. Discernimiento para evitar lo que nos lleva al caos, al conflicto, al sufrimiento y escoger lo que siempre nos permite obtener armonía, buena compañía, salud y abundancia. 

Como aprendemos a través de la sucesión de experiencias en una sucesión de vidas muy distintas, podemos escoger antes de nacer -entre infinidad de posibilidades a nuestra disposición para el nivel que tenemos- que características tendrá nuestra siguiente vida. Esas características no solo crean las experiencias que necesitamos para encontrar las comprensiones que buscamos, sino que crean también la personalidad que vamos a utilizar para decidir como actuar ante esas situaciones. 

Antes de nacer escogemos el lugar en que vamos a nacer, a nuestros padres, la familia y las personas cercanas con las que vamos a interactuar, el cuerpo y el sexo que vamos a tener y los recursos que tendremos a nuestra disposición. El lugar, las relaciones, el cuerpo y los recursos que escogemos le da forma al personaje que vamos a utilizar para aprender en el escenario de la vida. Escogemos una personalidad que basada en su propio, único y original sistema de creencias pueda decidir como actuar para seguir aprendiendo a crear realidades perfectas. 

Una personalidad que libremente escriba el libreto de nuestra vida, que atraiga por sincronicidad del entramado cuántico probabilístico, las personas, las situaciones y las dificultades que necesitamos para seguir aprendiendo. La maravilla es que a medida que vamos evolucionando podemos escoger características cada vez más armónicas para encarnar.

En cada vida nuestra alma recibe de nuestro espíritu la sabiduría que ha ido acumulando. La recibe como virtudes, dones y habilidades que por supuesto dan forma a una personalidad cada vez más amorosa, que tomará decisiones cada vez más acertadas. Aprendemos a actuar cada vez con mayor serenidad, con más humildad, somos más incondicionales, mas amorosos e íntegros, más flexibles y tolerantes porque nuestra consciencia evoluciona.  

Hasta que llega el momento en que -en el nivel de los seres humanos- hemos aprendido a crear realidades perfectas y nos corresponde ascender al nivel de los Seres de Luz. Allí nuestro aprendizaje continúa, solo que nuestras creaciones, nuestras responsabilidades  y las comprensiones que buscamos son mucho más grandes.

Durante todo ese proceso evolutivo nuestra mente individual permanece conectada a la Gran Mente del Unico Ser, a la que podemos llamar la mente colectiva. Esa Gran Mente suma y conjuga las creaciones de las mentes individuales en una creación colectiva, en un holograma dinámico que llamamos el universo. De la misma manera que nuestro cerebro conjuga las imágenes que captan nuestros dos ojos en una sola imagen, la gran mente conjuga las creaciones individuales en una sola Gran Holografía tridimensional. La Gran Mente no solo sostiene el universo sino que lo mantiene actualizado con la infinidad de creaciones, cambios e interacciones individuales, que suceden instante tras instante en el eterno presente.

Nosotros creamos nuestra realidad personal y co-creamos nuestra realidad colectiva. Nuestra mente juega un papel fundamental en la creación de la realidad que nos rodea, atrae las experiencias que vivimos y las personas que necesitamos para aprender. Nuestra actitud y el estado de ser que logramos mantener habitualmente, tiene influencia directa en los resultados que obtenemos.

Nuestra mente crea la parte que le corresponde de la realidad y al unirse simultáneamente a las demás mentes co-crea la realidad colectiva en la Gran Mente del Unico Ser. Creamos imaginando, la imaginación es la semilla de la que surgen todos los objetos, las experiencias y las personas que llegan por sincronicidad a nuestra vida.

Quien no imagina no manifiesta. Las imágenes mentales son las que inducen la manifestación de la realidad formal. Para que logremos manifestar algo o alguien en lo físico, primero tenemos que haberlo imaginado. Al imaginarlo lo creamos en lo etérico, le damos realidad en lo sutil.

Esa es la única manera en que orientamos la energía creadora del arriba a crear lo que deseamos en el abajo.

El Universo es un Gran Pensamiento manifestado en el abajo por una Gran Imaginación en el arriba.

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miércoles, 27 de julio de 2016

LA PARADOJA DEL AMOR



Todo lo que existe aquí y ahora, cambia, nada permanece constante.

Todo lo que cambia es temporal y transitorio, finito y limitado.

Todo lo que cambia está contenido y es parte del Unico Ser que existe, que es eterno e infinito.

Todo lo que cambia es la manifestación dinámica de estados temporales de ser que adopta en su interior, el Unico Ser.

Es su potencialidad infinita e inagotable la que crea -instante tras instante en un presente que nunca termina- la infinita diversidad. 

Observar esa diversidad infinita en eterno cambio le produce al Unico Ser, comprensiones sobre si mismo. Comprensiones sobre su esencia de amor, bondad, belleza y orden, sobre el propósito y la razón de su eterna existencia.

Su parte cambiante además lo mantiene vivo y activo, evita que se rigidice, se cristalice y muera. Esa experiencia dinámica también lo divierte y le permite gozar de si mismo, del gozo de Ser y de observarse siendo. 

Es entonces infinito y eterno además de contener una parte limitada y temporal en eterna transformación.

Su parte infinita y eterna permanece absorta en su propia perfección, en eterno éxtasis espiritual, vacía de conceptos y formas, en el gozo de ser homogéneo. Permanece en absoluta quietud porque al vibrar a infinita velocidad, permanece totalmente inmóvil e imperceptible en cada punto del espacio infinito, lo que le permite estar en todas partes simultáneamente.

Su parte heterogénea en cambio constante permanece alerta, consciente y totalmente despierta, experimentando con sus propios estados limitados, temporales y polares de ser. La experiencia con lo imperfecto, lo polar, lo temporal y lo falso que siempre le produce sufrimiento, le permite ir encontrando comprensiones sobre lo perfecto, lo verdadero, lo que siempre le produce armonía,  felicidad y gozo de ser. Ese discernimiento entre lo que produce caos conflicto, sufrimiento y lo que produce armonía, paz, felicidad, impulsa su parte imperfecta a perfeccionarse. Va acumulando virtudes, dones y habilidades que le permiten mantener la armonía y la felicidad, cambia cualitativamente hasta que ya perfecto, regresa  a disolverse en el ser absorto.

El Unico Ser está vivo, respira.

Al exhalar emana conciencias inocentes -vacías de información- hacia la realidad temporal, limitada y polar que llamamos el universo, a experimentar con la diversidad de estados de ser que conforman la realidad física y metafísica. Las emana con una misión: que a través de la experiencia y la interacción con lo limitado encuentren sabiduría, certeza y discernimiento sobre la esencia, el propósito, las capacidades y las cualidades inherentes de si mismo.

Al inhalar, absorbe las que ya han cumplido su misión, las que le traen la sabiduría que han sintetizado a través de su experiencia.

La parte que cambia del Unico Ser, la realidad en la que existimos y la que nos da existencia, es un entramado, un tejido de conciencia en cambio dinámico sostenido en perfecta armonía gracias al Amor, que es el "pegante" que une todos esos estados presentes de Ser. El Amor es esencialmente neutralidad, que permite unir armónicamente lo opuesto, aún lo paradójico, lo que tendería a auto-destruirse sin su presencia neutralizante.  

El Amor es consciencia divina que le da coherencia y unidad absoluta a la realidad en todas sus expresiones, reinos, dimensiones y posibilidades. Conciencia interconectada en distintos grados de perfeccionamiento interactuando y experimentando en el eterno presente para comprender lo que es el Amor. 


El Amor es lo que permite la coexistencia de lo paradójico, lo eterno y lo temporal, lo infinito y lo limitado, lo polar y lo neutro, los ángeles y los demonios, la guerra y la paz, el sufrimiento y la felicidad. Todo eso y mucho más forma parte del Unico Ser que ama todo lo que cambia sin importar su naturaleza temporal, porque sabe que está aprendiendo sobre el amor, lo que lo llevará irremediablemente a la sabiduría, a la verdad y a la perfección. 

miércoles, 20 de julio de 2016

LOS DOS ESTADOS DEL UNICO SER


Ayer comencé a impartirle a un pequeño grupo en Arcobaque, la maravillosa información de ¨Alquimia, La Mágia Que Perfecciona El Alma¨ y como siempre sucede, el que más aprende y comprende es el que enseña. Encontré que cada vez me es más fácil explicarme a mi mismo -y por lo tanto a los demás- lo que parece inexplicable y paradójico. Esta madrugada decidí escribir algo sobre eso para compartirlo con ustedes.

El único ser que existe está compuesto por dos partes: una es infinita y eterna y la otra es temporal y limitada. Las dos coexisten simultáneamente y ambas son perfectas, ambas tienen un orden intrínseco, ambas son igual de reales y ambas coexisten en el eterno presente. 

Su parte infinita se mantiene constante -su infinitud no decrece de tamaño, no cambia, su eternidad nunca se convierte en temporal, nunca desaparece- las características esenciales de su estado de ser nunca cambian.  Su parte infinita llena el espacio infinito por lo que hace de contenedor de su parte finita, que flota en su interior. Su parte eterna llena el eterno presente por lo que hace de contenedor de su parte temporal que flota en su interior.

Su parte finita se mantiene en cambio constante -su temporalidad tiene una existencia limitada, nunca lo temporal existe para siempre, nunca deja de ser limitado en el espacio, nunca es infinita.

La paradoja es que esas dos partes se necesitan la una a la otra. Su parte infinita y eterna para comprenderse así misma, para saber que es y porque existe, necesita a su parte finita y temporal. Nada infinito puede comprenderse porque para que se pueda comprender algo, eso tiene que ser limitado.  Nada eterno puede comprenderse porque para comprender algo, eso tiene que tener un comienzo y un final. Lo infinito y eterno contiene a lo limitado y a lo temporal para obtener comprensiones sobre su propio ser. Para obtener certezas sobre su esencia de amor, bondad, belleza y orden, experimenta o vive temporalmente lo opuesto: los estados de No-ser, la vergüenza, la culpa, la apatía, la tristeza, el miedo, el apego, el egoísmo, la rabia, el odio, la venganza, el orgullo y el caos.    

Solo lo actual, lo presente y lo limitado puede comprenderse, lo potencial no se puede comprender, la potencia de ser por infinita y máxima que sea no genera comprensión. Un niño de seis meses tiene la potencia de ser astronauta, pero solo comprenderá que es serlo, cuando crezca, estudie como ser astronauta y experimente serlo, volando de un cuerpo celeste a otro por el espacio. Solo en ese momento podrá comprender que es ser astronauta. Para lograr comprender que es ser astronauta, ese estado de ser tiene que ser limitado y temporal de otra manera no puede comprenderse. Si el ser astronauta fuera infinito se mezclaría o se fundiría con el ser médico, soldado, pintor o poeta, lo que impediría saber que realmente es, que lo diferencia. Si el ser astronauta fuera eterno, solo eso existiría en el eterno presente.  

El conocimiento -la información teórica, los supuestos, las hipótesis, la información aún no verificada- solo se convierte en comprensión, en certeza, en sabiduría a través de la experiencia que permite verificar en carne propia de que se trata.    

Ese único ser sabe que lo que es verdadero siempre produce armonía, bondad, belleza, orden, abundancia, compañía, salud y felicidad. Sabe que lo que es falso siempre produce conflicto, fealdad, caos, escasez, soledad, enfermedad y sufrimiento. Y lo sabe con certeza porque lo ha experimentado al vivir de manera temporal y limitada esos estados de No-ser. Por eso lo infinito y eterno necesita de lo temporal y lo limitado. Y viceversa. 

Ese único ser -que es neutro y andrógino-, contiene lo polar, lo opuesto, lo positivo y lo negativo, lo masculino y lo femenino, lo consciente y lo inconsciente, lo activo y lo pasivo, lo lógico y lo intuitivo, la luz y la oscuridad, al sol y a la luna, los ángeles y los demonios. Contiene lo paradójico para poder encontrar comprensión y discernimiento sobre si mismo, sobre su propia esencia.  

Ese único ser solo puede contar consigo mismo, porque es UN único ser para toda la eternidad, si además quiere divertirse en vez de aburrirse eternamente solo puede contar consigo mismo. Por eso se divide, se in-divi-dualiza y gesta de si mismo y en su propio interior la infinita diversidad que lo conforma. Lo hace de manera perfecta, mantiene en su interior un orden perfecto, un patrón que ordena lo que cambia, para que lo que cambie siempre busque su propia perfección, su máxima potencia, la expresión máxima de su belleza y de su orden. Ese patrón permite la existencia de la inconsciencia, pero garantiza que evolucionará para convertirse en animalidad. Permite la existencia de la animalidad para que se transforme en consciencia, la consciencia en espíritu y el espíritu en divinidad.  Ese patrón de perfeccionamiento y de orden intrínseco en todo lo que existe, garantiza que lo imperfecto, lo limitado, polar y temporal fluya libremente y siempre termine convertido en lo perfecto, lo infinito y lo eterno.  De no ser así, ese único ser terminaría auto destruyendose.  

Ese eterno fluir entre esos dos estados opuestos de ser, es lo que crea la vida, la consciencia, la mente y la eterna realidad, el escenario donde todo eso sucede. Y sucede para comprender de infinitas maneras al amor y al orden, que son la esencia de ese único ser. 

Hay quienes observan a ese único ser y creen que solo su parte eterna e infinita es real, que su parte temporal, limitada y polar es irreal. No le encuentran sentido ni perfección a lo que cambia, creen que en esa parte la divinidad y la perfección no existen. Lo maravilloso es que el patrón que ordena lo cambia garantiza que tarde o temprano lograrán comprender que todo lo que sucede siempre es perfecto, porque sucede para aprender.   




lunes, 22 de febrero de 2016

BUDISMO, TERCERA NOBLE VERDAD: EL NIRODHA


En su tercera noble verdad Buda afirmó que el sufrimiento cesa cuando cesa el deseo, lo que permite alcanzar un estado permanente de paz interior y armonía, que el llamó ¨El Nirvana¨. 

Recordemos que Buda llamó ¨El Dukkha¨, al sufrimiento, a lo desagradable de la vida: a la pena, la aflicción, la angustia, la miseria, la ignorancia o la frustración, que desaparecen cuando cesa el deseo, que es el que genera todo lo anterior. Cuando no se tiene u obtiene lo deseado, hay angustia y frustración, cuando se obtiene el objeto de deseo, este no permanece, es insustancial e ilusorio, lo que genera pena y aflicción, cuando desaparece lo deseado genera miseria y soledad.  

Esta afirmación es interpretada de muchas maneras, para muchos las palabras de Buda indican un camino de negación, de eliminación del deseo. El deseo de eliminar el deseo, también es deseo y por lo tanto crea sufrimiento. Existe la falsa creencia que el sufrimiento se suprime aniquilando la sed de vivir, de gozar, de actuar, extirpando radicalmente los deseos y las pasiones, porque esto supuestamente conduce a la serenidad y a la tranquilidad absoluta. Solo que Buda no habló de eliminar el deseo, pretender eliminar algo es antinatural, sino de cesar de desear. Simplemente observando como surgen las emociones, los pensamientos y las acciones, estas se deshacen y cesan, sin necesidad de reprimirlas o negarlas. Intentar eliminar algo le da más fuerza a aquello que deseamos suprimir. El cese sucede cuando algo se deja ir, cuando se abandona o se libera, cuando renunciamos al apego y soltamos la carga. 

Sin embargo el concepto de Buda es aún más profundo, no consiste en renunciar a los placeres mentales o sensoriales, es cesar el deseo de ser un individuo, incluso de ser un individuo inmortal. Es cesar el deseo de ser un ser separado, único y distinto, es cesar la ilusión de un yo o un ego independiente. Porqué y para qué ser una parte, un individuo, cuando se puede ser todo, sentir todo y llegar al ¨Nirvana¨? 

El ¨Nirvana¨ es un estado de felicidad verdadera, de quietud total, de paz permanente, intemporal, de satisfacción suprema, en el que cesa de existir un yo separado, cuando se es y se siente todo lo que es simultáneamente. Se experimenta toda la vida en unidad con uno mismo, como una sensación constante de gozo de ser en el eterno presente. 

Buda llamó ¨Nirodha¨ al momento en que logramos que cese el deseo, momento en que se alcanza el ¨Nirvana¨. Cesa la ignorancia, cesa el deseo y cesa la acción determinada por el deseo. El ¨Nirodha¨ sucede cuando se toma consciencia que vivimos en una realidad de apariencias, que su esencia es apariencia, como los sueños que también son apariencia. El problema es que parece tan real, que se llega a creer que realmente existe, lo que impide ver que es una apariencia. Igual sucede con un sueño mientras no se sabe que se está soñando. Creemos que esos sueños son reales y tenemos experiencias que parecen confirmarlo. Sin embargo, cuando soñamos y somos conscientes de ello, cuando los sueños son lucidos, nos liberamos de la creencia que las apariencias en el sueño son una verdad existente y logramos experimentar las apariencias como lo que son: apariencias, ilusiones, sueños. Esa toma de consciencia activa el poder para experimentar cosas maravillosas, como volar por los cielos sobre grandes montañas o desplazarnos a cualquier lugar con solo pensarlo. Todo se vuelve posible cuando se reconoce un sueño como un sueño y no como algo que existe realmente. 

Cualquier cosa que pueda ser vista es un objeto construido por la mente, una mente que no reside dentro de un cuerpo. Vivimos en la falsa creencia que eso que vemos existe y que existe como algo separado, independiente a nosotros, que no somos lo mismo que lo que tocamos. 

El ¨Nirodha¨ sucede cuando se comprende que el mundo de la consciencia en vigilia, también es un sueño, una apariencia. En ese momento el mundo puede estar ahí, los otros seres también pueden estar ahi, pero no nos apegamos a ellos porque sabemos que su verdadera naturaleza es una apariencia. Cuando logramos esto, la creencia en que ahí fuera hay un objeto auténtico que percibir y un sujeto verdadero que percibe se deshace, cesa. Cesa la creencia en la dualidad que existe entre un individuo que percibe y un objeto que es percibido. En ese momento el ¨Nirodha¨ se convierte en ¨Nirvana¨. Todas las cosas, todas las apariencias, todos los sueños, todo el universo, se convierte en el cuerpo de uno mismo. Todos los seres vivos resplandecen y todos los deseos se liberan por sí mismos, cesan. 

Buda afirmó que la mente se mueve entre objetos, está pensando constantemente en una cosa u otra, moviéndose entre el pasado, el presente y el futuro. Cuando encuentra un objeto que le gusta, genera sentimientos y pensamientos de apego, cuando encuentra un objeto que le disgusta, los genera de aversión y de odio. Cuando ve que algo es incorrecto, duda y se desconcierta de su propia ignorancia. Cuando la mente ve a cualquier otra persona con cosas que ella no tiene, entonces genera envidia. Si juzga a alguien, no ve sus cualidades, sino que se vuelve hacia sí misma con arrogancia. Buda definió esos 5 estados como 5 venenos que mantienen en movimiento incesante a la mente: el apego, el rechazo, la ignorancia, la arrogancia y la envidia. 

Para que cesen los deseos, no necesitamos esforzarnos para evitar que surjan, como tampoco necesitamos detener los sentimientos de odio o de celos una vez han aparecido. No necesitamos prevenir nada, simplemente no tomemos ninguno de esos movimientos de la mente como verdaderamente existentes. Todo lo que hay que hacer es reconocer que esos pensamientos no son verdaderos, que el objeto y el motivo de esos sentimientos negativos es solo una apariencia, parte de un sueño. Deja que tu mente se relaje como si todo estuviera bien y todos los estados que la perturban se liberan, cesan. 


Solo nos damos cuenta que estábamos soñando al despertarnos, al comprobar de inmediato y con certeza que el mundo que experimentábamos era una ilusión, una mera apariencia en nuestra mente. Al despertarnos es obvio que nuestras experiencias oníricas no existen verdaderamente, no tienen existencia propia sino que son creadas por nuestra mente. Estas frases, este cuerpo, todos ustedes, nosotros mismos y todo el universo solo somos una apariencia, igual que los objetos que vemos en los sueños. Cuando despertemos nos daremos cuenta…

domingo, 3 de enero de 2016

BUDISMO-SEGUNDA NOBLE VERDAD-EL SAMUDAYA

Después de encontrar su primera noble verdad, Buda se preguntó, que causa el sufrimiento? Buscaba la manera de evitarlo y esto lo condujo a su segunda noble verdad: El sufrimiento es producido por el deseo, la impermanencia y la ignorancia.



El deseo al que Buda se refirió, es el apego por algo o alguien que se cree irreemplazable y fundamental para ser feliz, cuya pérdida provoca pena, duelo, miseria y sufrimiento. Resulta de la falsa creencia que la felicidad está afuera, en las personas o en las posesiones que se valoran de una forma desmedida, lo que las convierte en apegos. Apego por un placer sensual, apego por la personalidad que desea de vivir eternamente, apego por aquello que genera gratificación y satisfacciones en la vida. Deseos que se convierten en adicciones, en apegos que esclavizan a la mente. Sin embargo ninguno de esos apegos produce felicidad o satisfacción duradera por la impermanencia que todo experimenta en esta realidad en cambio constante.

Buda llamó Samudaya a la impermanencia. Afirmó que ella es establecida por Leyes Naturales que determinan ciclos de cambio ineludibles y fenómenos físicos temporales en la naturaleza. Las estaciones, las temporadas de frío y lluvia o de calor y sequedad, que impulsan a las flores a abrirse en primavera y a secarse en otoño son parte de esa impermanencia natural. Esas Leyes crean una secuencia de procesos naturales que modifican la vida del hombre, generan cambios en la realidad y en todo lo que en en ella existe. Infinidad de cambios que impiden que algo pueda permanecer, convirtiéndose en una de las causas del sufrimiento.

La mente misma es otra causa de impermanencia. Se mantiene en cambio constante por eventos dinámicos que alteran sus percepciones y el proceso de sus pensamientos. Una mente que es condicionada por el nivel de desarrollo y de perfeccionamiento que tiene la consciencia del individuo, obtenido a través del esfuerzo, la práctica de la meditación y del control de su mente.  

De acuerdo a Buda, ese cambio constante convierte la vida en una búsqueda ininterrumpida de objetos de deseo. Antojo por objetos que si no son obtenidos producen sufrimiento y si son alcanzados producen un placer efímero que se disuelve inmediatamente. La impermanencia impulsa al hombre a buscar un nuevo objeto de deseo con el que vuelve a suceder lo mismo, en una secuencia que solo produce insatisfacción. Se acumulan objetos de deseo que no se comparten y que al poco tiempo aburren, se dañan o producen un apego irracional y lujurioso que crea celos, conflictos, odios, rencores, insatisfacciones y sufrimiento.

Buda afirmó que el Samudaya -esa impermanencia- solo desaparece cuando se alcanza el Nirvana. Un estado que el hombre -que nace para sufrir, envejecer, enfermarse y morir- puede alcanzar solo si se esfuerza en perfeccionarse espiritualmente. Un estado en el que todo es para siempre. 

La tercera causa de sufrimiento de la que hablo en su segunda noble verdad, la ignorancia, no era de conocimientos sino de comprensiones y certezas verificadas sobre como funcionan la vida y la realidad. El desconocimiento -del que adolece la mayoría de la población-  de esas Leyes Naturales que ordenan todos esos cambios. 


KARMA

Otro aspecto también regido por las Leyes Naturales, es el resultado o las consecuencias que produce toda acción decidida voluntariamente. Toda acción voluntaria surge de un proceso mental fundamentado en una intención y crea como consecuencia una energía trascendente que Buda llamó Karma. La clase de esa energía -de ese Karma- y el alcance directo de los efectos que produce, de las consecuencias que le corresponde crear, dependen de la intención que motivó la acción y de la intensidad con que se llevó a cabo. 

El Karma entonces es el resultado de lo que decidimos hacer y de como lo hacemos, por eso las experiencias que el flujo trae -por las interacciones e interconexiones que todos tenemos con todo lo que existe- dependen de nosotros mismos y no de una divinidad a la que hay que aplacar con rezos o sacrificios para que su gracia nos manifieste lo que deseamos. Buda enseñó que el Karma nos conduce -tarde o temprano- a asumir la responsabilidad por todo lo que hacemos y nos motiva a a ser bondadosos y compasivos con los demás. Es decir el Karma le da al hombre -que se perfecciona asimismo- control sobre lo que experimenta y sobre lo potencial, sobre lo que aún no se ha manifestado. Asocia las construcciones mentales, las decisiones y las acciones del hombre con las experiencias que le trae la vida. 

El Karma no afecta a todos los hombres por igual, depende del estado interior que mantiene, afecta de manera distinta a los que mantienen un estado burdo que a los que ya han logrado refinarlo.  La diferencia entre uno y otro la produce el progreso, el avance en su propio perfeccionamiento, la creación sus propias virtudes, dones y habilidades. No es el resultado de la gracia que otorga un ser superior agradado con su comportamiento. De acuerdo a Buda, el hombre debe esforzarse por perfeccionarse para crear su propio bienestar y el de la sociedad, no para agradar a un ser superior imaginario. 

Ley de Causa y Efecto

Toda acción voluntaria genera efectos directos que debe experimentar -que le corresponden- a quien la realizó y efectos que deben experimentar otros individuos y la comunidad, por la relación que todo tiene con esa acción o con el individuo que la realiza. Toda acción voluntaria afecta el flujo dinámico del universo entero y las experiencias que ese flujo genera, por la interconexión que hay entre todo lo que existe, al formar parte de un único ser.

Esos efectos son determinados por una Ley Natural, que Buda llamó la Ley de Causa y Efecto.

Todo efecto depende de la intención original que induce o motiva la realización de la acción voluntaria. La intención impulsa y condiciona la decisión, que a su vez condiciona y activa la acción, que es la que genera la energía trascendente -el Karma- que crea o atrae los efectos que le corresponden. 

Si la intención, la decisión y la acción son correctas, virtuosas e inteligentes, fundamentadas en cualidades mentales positivas como el amor, la compasión y la sabiduría, siempre generan bienestar personal y beneficio colectivo. Crean armonía y una energía trascendente positiva, un Karma que impulsa y atrae las sincronicidades adecuadas del entramado que conecta todo lo que existe. Esto  garantiza que el flujo universal le traiga información de sabiduría y oportunidades a quien realizó la acción, que lo ayuden a salir del Samsara, de la rueda de reencarnaciones. Si la intención, la decisión y la acción son incorrectas, maléficas, fundamentadas en la ignorancia, la codicia, el egoísmo, la rabia o el odio, siempre generan malestar, problemas, conflictos colectivos y sufrimiento, lo que fortalece su egoísmo y extiende el Samsara del individuo.

El hombre siempre tiene la libertad para revaluar sus intenciones incorrectas, puede elegir actuar correctamente, si no quiere experimentar las consecuencias negativas derivadas de escoger lo contrario.

El Karma Budista se basa en la Ley de Causa y Efecto, de acción y reacción, que funciona por si misma -como la ley de gravedad- sin necesidad que exista un Dios que realice un juicio divino y otorgue un premio o un castigo. El que actúa correctamente obtiene bienestar y armonía, el que actúa incorrectamente obtiene malestar, conflicto y sufrimiento. Esto contradice las doctrinas de las religiones Abrahámicas, el islamismo, el cristianismo y el judaísmo, que postulan que existe un Dios Superior, un Dios Creador que enjuicia y castiga a quienes cometen acciones que lo ofenden, a los pecadores que contradicen sus mandamientos y premia con su gracia divina a los creyentes que los siguen al pie de la letra. Sin embargo esos mandamientos y las leyes morales, la infinidad de interpretaciones que sobre ellos se producen aunadas a la creencia que el Dios de cada una de esas religiones es el único y verdadero, ha traído como consecuencia guerras religiosas y un fundamentalismo fanático. Ha impulsado la inmolación y el terrorismo, las cruzadas y la inquisición, o el creerse sus únicos elegidos, lo que ocasionó su auto exclusión y su separación del resto de la humanidad. 


Buda afirmó que la energía trascendente del Karma surge de los pensamientos, las palabras y las acciones físicas voluntarias: Surge del pensamiento: odiar, celar, codiciar o reflexionar, meditar, contemplar; Surge de la palabra: calumniar, mentir o rezar, enseñar; Surge de las acciones realizadas con el cuerpo: matar, robar, ingerir narcóticos o ayudar y defender.

El individuo y el flujo de sucesos que le da forma a su vida, está conformado por 5 energías que se entrelazan, son codependientes y funcionan simultáneamente: Las energías que crean su corporalidad, que son las más densas, las que generan lo que siente, las que activan lo que percibe, las que forman y mueven sus pensamientos, y las que crean su consciencia, que son las más sutiles. La energía del Karma depende de las formaciones mentales, pero esta entrelazada a las otras energías. Por ello las acciones previas o de las vidas pasadas son importantes, pero no las únicas que determinan la vida presente.

La continuidad de esas 5 energías en la nueva vida, garantiza la continuación ininterrumpida del Karma y da lugar a un nuevo proceso sin que sea necesaria la intervención o la existencia de un alma o de un Dios Creador. Para Buda esas 5 Energías han existido desde siempre y existirán para siempre, solo cambian y se transforman de vida en vida, por los efectos del Karma que crean las acciones voluntarias. El objetivo de la consciencia es hacer que esas 5 energías alcancen la perfección para que puedan fundirse en el Nirvana, en la permanencia eterna, la inmovilidad y el éxtasis que produce alcanzarlo. 

El flujo de pensamientos que fluye incesante de momento a momento en la vida, lleva consigo las determinantes que condicionan la personalidad, su temperamento, carácter, lo que le gusta y le disgusta, todas sus construcciones mentales y sus recuerdos. Ese flujo está gobernado por la Ley de Causa y Efecto, la ley que gobierna el cambio, que determina que cada instante de la consciencia, de sus pensamientos y de sus estados mentales asociados están condicionados por el momento que los precede. Ese proceso continúa en la vida presente y pasa a la vida siguiente como un flujo ininterrumpido. Esto determina que lo que el hombre es hoy, que la identidad que tiene, sus actitudes e inclinaciones son en gran medida heredadas de su pasado. El presente se referencia en el pasado y se puede adivinar el futuro basándose en lo que se vive en el presente. Somos por lo que fuimos y seremos por lo que somos.