El hinduísmo además de su creencia en el Brahmán; en el Trimurti creador conformado por tres parejas de Dioses con funciones distintas; en sus Avatares -encarnaciones divinas que restablecen el balance entre la ignorancia y la sabiduría-; en una jerarquía de Devas -Divinidades- y de Asuras -Demonios-; se basa en dos conceptos fundamentales: La Reencarnación y el Karma.
Los hinduístas ven la reencarnación como una sucesión ininterumpida de ciclos de vida, muerte, nueva vida y nueva muerte -la Rueda de las Reencarnaciones o Samsara- que experimenta toda consciencia individualizada, hasta que como resultado de su propio esfuerzo, evoluciona, se auto perfecciona y se libera de esa circunstancia que consideran una esclavitud.
MOSHKA
Al momento de la liberación de la Rueda del Samsara, lo llaman Moshka. El Moshka es un cambio fundamental en el estado de ser, generado por la desaparición del ego -la identidad individual subjetiva, el sistema de creencias que utiliza y sus deseos de decidir, hacer, crear y experimentar- que le permite a la consciencia individual regresar a fundirse con el Ser Supremo, El Brahmán, de la que fue emanada millones de años atrás. En el instante del Moshka, cuando la consciencia individual se disuelve en el Ser Supremo, adquiere el Samadhi en el que este permanece, eternamente ensimismado en su siempre presente ser, en un estado perfecto, constante y sin fluctuaciones, de profunda absorción meditativa, de neutralidad, paz y gozo espiritual, vacío de conceptos y formas. Para los hinduístas existe un espíritu, que también llaman un alma, un ser, una esencia o una consciencia, que permanece individualizada hasta que alcanza el Moshka, momento en que al disolverse en el Ser Supremo, cesa su individualidad.
Sus Dioses y Divinidades no están sujetas a ese ciclo de reencarnaciones, no experimentan la rueda del Samsara, sin embargo al final de cada universo se inmanifiestan fundiéndose en el Ser Supremo, en El Brahmán, quien vuelve a emanarlos posteriormente para que creen uno nuevo, en la eterna sucesión de realidades que forman parte esencial de ese Único Ser.
EL UNIVERSO-14 MANÚS
Cada uno de esa sucesión de universos existe durante un día de Brahma, que los Vedas definen como un eón o un Kalpa, un intervalo de 4.300 millones de años terrestres, período en el que suceden 14 cataclismos o sea uno cada 307 millones de años. Después de cada cataclismo Brahma crea un nuevo Manú -el Adán Hindú, el padre de una nueva humanidad, que es sembrada y destruida 14 veces, durante la existencia del Universo. En términos Vedas el universo existe durante 14 Manvantaras, palabra en sánscrito que proviene de la unión de Manú -el Padre de la humanidad- y Antara que significa el tiempo de vida de un Manú. A la muerte del último de ellos Shiva activa un MahaPralaya, una gran disolución, en el que todo lo que existe se inmanifiesta, lo que trae consigo un período de inactividad o Samadhi, la noche de Brahma, de Vishnu y de Shiva, que dura los mismos 4.300 millones de años terrestres que dura el día. En ese enorme ciclo de día y noche de Brahma, que además se repite indefinidamente, el hombre reencarna repetidamente mientras busca el Moshka.
Durante el período de 307 millones de años entre cataclismo y cataclismo, el universo -que es regido por un Manú de los 14 padres que la humanidad tiene durante ese ciclo- es mantenido funcionando perfectamente por Vishnu. Sin embargo la información sobre como funciona la realidad en poder del hombre se va degradando, lo que hace que el nivel de consciencia de la humanidad vaya descendiendo y como consecuencia se acorta el tiempo de vida promedio del hombre. Esta nueva variable divide el período de cada Manú en 71 Mahayugas, Grandes Yugas, ciclos de 432 mil años cada uno, compuestos por ciclos menores sucesivos de 4 Yugas:
El Yuga de mayor información es el Satya Yuga, el intervalo en el que la consciencia es de oro y la vida del hombre dura en promedio 100 mil años terrestres; de ahí desciende al Treta Yuga, el de la consciencia de plata, en el que la vida promedio es de 10 mil años; luego se llega al Dwapara Yuga, el de la consciencia de bronce en que la vida promedio es de 1000 años y por último se llega al Kali Yuga, el de la consciencia de hierro, en el que la vida promedio es de 100 años. Cada Yuga es más corto que el que le precede. El Samsara, sucede entonces dentro de los enormes períodos de tiempo de existencia del Universo. Actualmente nos encontramos en el Kali Yuga, que comenzó para los hindúes en el año 3102 AC después de la batalla de Kurukshetra entre los Kauravas y los Pandavas, primos hermanos que se disputaban el trono de Hastinapura en el Reino de Kuru. Batalla descrita en las epopeyas divinas, el Mahabharata y el Bhagavad Gita. Curiosamente una fecha muy cercana al año 3113 AC en que los Mayas comienzan su Cuenta Larga de 5125 años, el calendario regresivo que marcaba para ellos el punto de comienzo de una nueva era, en el año 2012 DC.
El propósito de la reencarnación es tomar control de la naturaleza inferior, las pasiones, la reactividad y trascender la ignorancia, al tomar consciencia de los resultados que producen las decisiones que se toman ante las experiencias que trae el fluir de la vida. Las comprensiones obtenidas elevan la consciencia y permiten encontrar a Dios en el propio interior. Esto es algo que no es posible alcanzar en una sola vida. La consciencia individualizada desciende y se envuelve en un cuerpo limitado de materia densa mientras busca conectar con la realidad de su espíritu, en un proceso que utiliza lo mejor de los dos mundos, para luego ascender llevando consigo las comprensiones que obtuvo en la experiencia.
Desde la perspectiva hinduísta la vida presente del ser humano, es solo la última, de una sucesión de nacimientos y renacimientos experimentados en el pasado. Cuando termine esta vida al sobrevenir la muerte, experimentará una nueva vida y tras ella una sucesión de reencarnaciones futuras. En cada una de esas vidas pasadas, en la vida presente y en las vidas futuras -el hinduísmo no define cuantas se experimentan- la consciencia individual utiliza distintos cuerpos, puede encarnar incluso en un cuerpo mineral, en un cuerpo animal, en cuerpo vegetal o en un cuerpo humano. Es decir puede utilizar cualquiera de las formas que existen en el universo y experimentarla en distintas condiciones de vida.
INVOLUCIÓN
Esto quiere decir para los hinduístas existe la involución, un hombre puede perder su cuerpo mental y las comprensiones que adquirió durante sus vidas como ser humano y reencarnar como un animal. E incluso perder no solo su cuerpo mental sino también su cuerpo emocional y reencarnar como planta en el reino vegetal. Y más aún perder sus cuerpos mental, emocional y etérico para pasar millones de años convertido en un Ser Mineral. Algo que por decir lo menos, es discutible, puesto que pone en entredicho la existencia de un proceso evolutivo ordenado, lógico, sencillo y siempre ascendente de la consciencia individualizada. Un proceso que comenzó cuando fue emanada del Ser Supremo en absoluta inocencia, vacía de información, hasta que regresa radiante del amor, la comprensión y la sabiduría que acumuló en infinidad de experiencias en muchísimas vidas, a disolver su individualidad inmanifestándose en él.
Este concepto involutivo -que como veremos es determinado por el Karma negativo que una persona acumula a través de los errores que comete en su Samsara- convierte la reencarnación en una trampa de arenas movedizas de la que es tremendamente difícil escapar. Tal vez por eso se produjo esa obsesión por terminar con la rueda de reencarnaciones, algo que les preocupa más que el perfeccionarse y evolucionar para llegar a la iluminación. Seguramente porque no ven el proceso evolutivo como algo claro y lógico sino como algo terrible y difícil, lleno de trampas generadas por su propia debilidad, que puede hacer que la reencarnación se prolongue indefinidamente. Esto se complica aún más con ciertas creencias que existen actualmente en India, como la que afirma que una persona que muera, sea cremada al lado del Ganges y sus cenizas arrojadas al río -al que consideran sagrado- detiene su cadena de reencarnaciones, es decir logra el Moshka sin necesidad de haber alcanzado un estado de máxima perfección como ser humano. En Varanasi, a la orilla del Ganges, hay miles de ancianos que viven sus últimos días en ¨casas de salvación¨, esperando morir para poder salir del Samsara. Se les da hospedaje gratis con la condición que se mueran pronto, en caso contrario se les pide que abandonen el lugar. El proceso evolutivo -de acuerdo a esta creencia- puede ser interrumpido y terminado voluntariamente, lo que implicaría nuevamente que la reencarnación no forma parte de un proceso evolutivo perfecto, siempre ascendente e ineludible para toda consciencia individualizada. Esta visión sobre la reencarnación no concuerda con el bellísimo poema de Rumi:
Como roca morí y surgí nuevamente como planta;
Como Planta morí y surgí como animal;
Como animal morí y nací como hombre;
Porqué debo tener miedo? Que he perdido en la muerte?
Es bastante probable que su teoría sobre la reencarnación provenga de fuentes egipcias muchísimo más antiguas, quienes tenían divinidades como Osiris, El Señor de la Reencarnación, que determinaba cual sería el destino en la siguiente vida, del ser humano que acababa de morir. Para ello después de la muerte en el Duat -el reino de los muertos- se realizaba una ceremonia de evaluación de lo vivido -se colocaba en una balanza, de un lado el corazón del muerto -asumían que allí se encontraban las comprensiones que había adquirido en la vida- contra la pluma de Maat, la Señora de la Justicia, el Equilibrio y la Armonía. Dirigía la ceremonia, Thoth, el Escriba de los Sagrados Libros del Destino, de ese resultado y de las respuestas del espíritu del muerto a una serie de preguntas que le hacían varias divinidades egipcias, dependía cual sería su destino en la siguiente vida. La visión Egipcia sobre la reencarnación también tenía su Moshka, momento en que el espíritu ya perfeccionado del hombre, se convertía simbólicamente en Horus, el halcón dorado, que representaba a la consciencia en el momento en que se iluminaba convirtiéndose en un Maestro Ascendido, cuando terminaba su rueda de reencarnaciones como ser humano y entraba a la siguiente etapa de su proceso evolutivo. En todo caso la fuente más antigua sobre reencarnación, es de origen Egipcio. El hinduísmo no explica claramente cual es el propósito del flujo continuo de reencarnaciones. Que obtiene el espíritu del hombre y que obtiene Dios de este proceso de simbiosis mutualista? Para que existe? Tampoco aclara de donde surge este concepto, ni su otro concepto fundamental asociado al de la reencarnación, el del Karma.
KARMA
El Karma hinduísta es el efecto generado en el futuro de un individuo -en el destino que le corresponde vivir en su siguiente encarnación- por cada acción que realiza y por la intención que la motiva. Son las consecuencias que le toca vivir, causadas por sus intenciones y acciones. Las intenciones que aún no han motivado una acción -que aún no se han manifestado- también generan Karma. Las ¨buenas¨ intenciones y acciones generan Karma positivo, resultados de armonía y felicidad en su vida futura; las ¨malas¨ intenciones y acciones crean Karma negativo, resultados de conflicto, soledad, pobreza y sufrimiento en su vida futura. El Karma, la cosecha futura de armonía o sufrimiento, depende si la acción realizada fue interesada o desinteresada, realizada con ¨buena¨ o con ¨mala¨ intención. Las ¨malas¨ acciones realizadas con ¨buena¨ intención no generan Karma negativo.
El Karma, los efectos o consecuencias futuras de las acciones e intenciones, pueden ser materiales y visibles: abundancia o escasez, salud o enfermedad, compañía o soledad, exilio o patria; o sicológicos e invisibles: estados de ser o de no-ser, armonía o sufrimiento, paz interior o depresión, felicidad o infelicidad, baja o alta autoestima. Las características y circunstancias -visibles e invisibles- de cada nuevo renacimiento o reencarnación, dependen del balance positivo o negativo, del estado de la cuenta de Karma acumulado por el individuo en sus vidas pasadas.
El Moshka, la liberación del Samsara, se logra cuando la consciencia individualizada no tiene nada más que aprender como ser humano. Cuando alcanza su máximo grado de perfeccionamiento y de comprensión sobre si mismo, sobre el orden de la realidad y sobre la esencia de Dios. Comprensiones que se manifiestan en la personalidad que utiliza, como dones, virtudes y habilidades, que le impiden de cometer ¨malas¨ acciones o tener ¨malas¨ intenciones por lo que solo puede acumular Karma positivo. Mientras se alcanza ese momento, la mayoría de las veces se reencarna para experimentar los efectos de un Karma negativo o para pagar una deuda con alguien que formará parte del entorno más cercano de consanguinidad o de amistad del individuo. También se reencarna para satisfacer deseos aún no satisfechos, lo que de acuerdo al hinduísmo genera nuevos deseos y estos son la causa del sufrimiento. El deseo por el dinero, el poder, el sexo o los apegos por el alcohol, o las drogas, todos de la naturaleza inferior del ser humano lo obligan a reencarnar. Mientras exista ignorancia es obligatorio reencarnar.
En su creencia es Brahma quien determina el nuevo destino, lo decide leyendo en la frente del individuo el balance que el mismo escribió allí con el Karma que trae acumulado de sus vidas pasadas, agregándole el resultado que obtuvo en la vida que acaba de terminar. Ese destino no puede ser alterado por nada, ni por nadie, es inmodificable porque es la cosecha que sembró con sus acciones e intenciones en todas sus vidas. Los hindúes dicen que solo puede ser leído por los Grandes Yogis y Sabios, cuando miran con su especial percepción, la frente de la persona.
Sin embargo el Karma Hinduísta, genera grandes inquietudes. Fuera de esos Grandes Yogis y Sabios, que son escasos en un país tan grande como India, nadie conoce el estado de su cuenta de Karma. Esa ignorancia sobre algo tan crucial en la doctrina hinduísta, induce a muchas personas a atribuirle el sufrimiento que experimentan al Karma negativo de sus vidas pasadas. Sufren con resignación y aceptan sus estados de no-ser, su depresión y su desesperanza como parte de su destino -porque Dios no puede equivocarse y actuar injustamente- lo que les impide buscar y encontrar las causas de su condición en su propia mente, en su ignorancia y en la información falsa que utilizan para fundamentar sus decisiones. Les impide buscar nueva información para trascender sus falsas creencias y actuar para liberarse de su sufrimiento. Sus creencias los conducen a la impotencia, a conformarse con la vida de sufrimiento que creen que les corresponde, se convierten en mártires ¨buenos¨ resignados y sumisos ante su situación, con la esperanza que su próxima vida sea mucho mejor que la presente.
Algo incongruente en esa creencia sobre el castigo en una próxima vida por los errores que se cometen en esta, es que en esa próxima vida nadie recuerda su vida pasada, ni la ¨mala¨ acción que cometió. Y sin la posibilidad de hacer esa comparación, entre el daño que se hizo y el castigo que ahora se experimenta, la lección es incomprensible y el castigo no sirve para nada. Cuando se cree que el sufrimiento que se experimenta proviene de vidas pasadas y no de su ignorancia presente, el ser humano se llena de desesperanza, la trampa de arenas movedizas se agranda, su creencia se convierte en una camisa de fuerza que impide mejorar sus circunstancias. Obviamente de esto surge la obsesión por librarse del Samsara.
La cosa se complica más en los niveles bajos de consciencia, en las consciencias individualizadas que por primera vez encarnan en un cuerpo humano y que por lo tanto no han desarrollado aún ningún don, virtud o habilidad que los ayude a realizar ¨buenas¨ acciones y a tener ¨buenas¨ intenciones. Su animalidad sería dominante, seguramente se comportarían agresivamente, serían reactivos, muy ignorantes y egoístas, preocupados solamente por sobrevivir aún a costa del sufrimiento o incluso la muerte de los demás. Le harían daño a todos a su alrededor y la cantidad de Karma negativo que estarían acumulando sería enorme. ¿Como podrían entonces salir de la trampa de arenas movedizas, encontrar información y comprensiones que les permitan elevar su nivel consciencia, aspirar a evolucionar y perfeccionarse? Todo parecería indicar que estarían condenados a vivir en un infierno eterno. Los hinduístas para eludir esta argumentación afirman que la vida presente siempre tiene más poder que el Karma acumulado de las vidas pasadas. Esto aparentemente funcionaría siempre y cuando las acciones presentes se realicen siempre con buena intención, pero una persona que apenas comienza su proceso evolutivo, que es incapaz aún de controlar su mente, como podría mantener un estado permanentemente positivo para contrarrestar el Karma negativo que lleva acumulado?
Otro problema es que se deja a la interpretación de muchos individuos, escuelas y filosofías, el discernimiento entre lo que es ¨bueno¨ y lo que es ¨malo¨. Sus libros sagrados no explican claramente cuales acciones son ¨buenas¨ y cuales acciones son ¨malas¨, cuales son éticas o no-eticas, para que el individuo pueda escoger sin ignorancia y asumir la responsabilidad sobre las consecuencias -su Karma positivo o negativo- que producirá su decisión. Tampoco aclaran que acciones o intenciones, determinan un mayor Karma positivo o negativo, que otras. Quienes creen experimentar un castigo merecido por actos equivocados en su vida pasada, pueden entrar en un estado de fanatismo religioso auto-destructivo, en el que buscan a través del sufrimiento y del martirio, el perdón de Dios por actos que ni siquiera recuerdan. Además si el error y su causa -la ignorancia- suceden para generar el aprendizaje que permita trascenderla, como puede generar castigo?
El Karma hinduísta genera también muchos problemas con el concepto del libre albedrío, que es la base de la responsabilidad y del esfuerzo que el individuo debe hacer para alcanzar el Moshka. Una persona que comete un crimen podría argumentar que lo hizo como consecuencia de su Karma negativo de vidas pasadas y que por lo tanto en esta vida actuó como un robot, sin libre albedrío. Incluso podría argumentar que sus víctimas también tenían un Karma negativo de vidas pasadas, por las que merecían el castigo que a el le correspondió ejecutar; Acaba entonces el Karma negativo con el libre albedrío y con la responsabilidad individual? Es el ser humano un ejecutor sin libre albedrío del Karma negativo ajeno? Demasiadas preguntas sin respuestas.
El Karma visto así tampoco da respuestas a porque un Dios, o un Trimurti de Dioses que realmente son uno solo, que son bondad absoluta, poder absoluto, e información absoluta causan o permiten la existencia del mal, el sufrimiento y el castigo. La salida no solo del hinduismo sino del catolicismo y del islamismo es que esas son creaciones erradas del hombre, no de Dios. Sin embargo argumentan simultáneamente que Dios está en todas partes y que solo existe un solo ser, del que el hombre es parte constitutiva, lo que contradice el argumento anterior. Si Dios y el hombre son una misma entidad, no entidades separadas, si Dios esta realmente en el interior de todo lo que existe y la vida existe para que cada uno encuentre y acepte la divinidad en su interior -como dicen los hinduístas- que sentido tiene el Karma como castigo? Realmente está el universo regido por la Ley del ¨Ojo por Ojo y Diente por Diente¨? Puede una ley de segundo nivel de consciencia regir una realidad donde en el plano humano existen 7 niveles de consciencia? No es esta visión del Karma una aplicación de otra ley de guerreros -no de místicos- la Ley del Más Fuerte? Si Brahma es quien determina el Karma negativo o positivo de un individuo y el destino que le corresponde, no se convierte en un soberano absoluto que reina sobre el individuo desde un plano superior otorgando premios y castigos? Si por el contrario Dios está dentro del individuo mismo, separado solamente por un velo de ignorancia -que su proceso evolutivo se encarga de descorrer- y por su propia sensación de insignificancia -que su propio esfuerzo terminará por trascender- que sentido tiene el Karma como castigo?
El hinduismo no propende la salvación como el catolicismo o el islamismo, llegar a Dios en el cielo cuando termina la vida, para recibir sus premios o sus castigos eternos. Para ellos la vida es un proceso en el que la divinidad -que siempre ha estado en el interior del hombre y no afuera en el cielo- se va manifestando poco a poco, en la vida misma. Dios está en el interior del hombre y allí lo encuentra como resultado de su propio esfuerzo por alcanzar la perfección, cuando encuentra su verdadero ser, la chispa divina que es de la misma esencia de Dios. El Hinduísmo le lleva ventaja al Cristianismo, al Islamismo y al Judaísmo, con su doctrina acerca de la reencarnación, pero lo que escribe con la mano lo borra con el codo, en su concepto errado sobre el Karma como castigo.
El Karma es realmente lo que le falta al hombre por aprender a través de experiencias en carne propia, hasta que ya no tenga nada que aprender, se ilumine y se convierta en un Maestro Ascendido. Las materias que aún no ha visto conforman la ignorancia que aún lleva consigo, sobretodo aquellas que son indispensables para terminar su etapa como ser humano. El lugar de nacimiento, la familia y las relaciones, el cuerpo, el sexo, la raza y la salud, así como los recursos y circunstancias que le corresponden al ser humano en cada vida no son casuales, ni fortuitas, ni resultado del castigo por errores cometidos en vidas pasadas. El hombre solo encuentra compresiones -sobre el orden que genera y mantiene la armonía entre seres que son muy distintos y sobre la esencia de amor que es el sostén y el fundamento de todo lo que existe- a través de las experiencias en carne propia. Solo sintiendo y luego razonando sobre lo vivido encuentra lo que es verdad, solo las experiencias producen comprensión, solo los resultados de las decisiones que toma le permiten saber con certeza si la información que utilizó para fundamentar las decisiones que tomó, es verdadera o falsa. Es verdadera si obtiene resultados de armonía, es falsa si obtiene conflicto y sufrimiento. Por eso no le sirve el conocimiento, la información recibida de otros que el no ha verificado en carne propia al experimentar los resultados que genera. La información que recibe puede ser verdadera o falsa y la única manera de averiguarlo es observando los resultados que produce en su vida, cuando fundamenta sus decisiones y acciones en ella.
Lo que produce las experiencias que el hombre necesita para encontrar las comprensiones que viene a buscar en la vida, son precisamente las características de su destino: el lugar, la familia, la salud y los recursos, que le corresponden al nacer. Ese es su Destino. Esas correspondencias de aprendizaje no son el resultado de un castigo, o del azar, son escogidas cuidadosamente por el espíritu del individuo con la maravillosa supervisión del maestro ascendido que guía su evolución, para que generen el tipo de experiencias y las comprensiones que viene a buscar. Se nace para aprender a través de las experiencias que genera ese destino diseñado especialmente para cada ser humano. Son esas circunstancias de nacimiento las que le enseñan a ser incondicional, humilde, respetuoso, neutro, flexible, tolerante, gentil, alegre y amoroso. Y esas comprensiones son lo único que se lleva de esta vida a la siguiente, convertidas en virtudes, dones y habilidades con las que puede construir su felicidad, su abundancia, su salud y una buena compañía.
Todos los seres humanos se encuentran en el colegio de la vida, en el que se aprende gradualmente, tomando decisiones, actuando y observando los resultados obtenidos. Eso es lo que genera el discernimiento entre lo que produce caos y lo que produce armonía. Cada quien va viviendo las experiencias que necesita de acuerdo al nivel de su consciencia. A medida que acumula comprensión, sus experiencias vitales van cambiando., se van haciendo más fáciles, más gratificantes. La evolución es un proceso gradual, simple, lógico y siempre ascendente, que sucede a través de la reencarnación, en el que no existe la involución. Un proceso ordenado por Leyes universales, creado para generar comprensiones sobre el orden y sobre el amor.
No hay castigos ni recompensas, tampoco existen las conductas ideales que generan castigo a quien se aparta de ellas, el hombre es totalmente libre para decidir como actuar y así poder asumir la responsabilidad que tiene sobre lo que le sucede en la vida. Los actos negativos, los errores cometidos no pasan como castigo o Karma negativo a la siguiente vida, solo revelan las lecciones y experiencias que el hombre necesita vivir para aprender, muestran lo que aun le falta por comprender, los temás sobre los que todavía es ignorante. En esa medida pueden fundamentar experiencias para la siguiente vida, pero de ninguna manera son un castigo.
La Ley de Causa y Efecto, que utilizan como argumento para fundamentar el Karma como castigo, lo que dice es que el hombre puede crear lo que desee, cualquier cosa, acción, pensamiento o sentimiento. Al fin y al cabo es un aprendiz de creador con el poder para ser causa de cualquier cosa, situación o evento. Solo tiene una obligación, debe experimentar lo que crea en carne propia para que pueda saber con certeza, si creó armonía o sufrimiento. La Ley de Causa y Efecto no es una Ley de castigo en la siguiente vida, por los errores cometidos en esta. Dios le entrego al hombre su omnipotencia creadora y la libertad para emplearla como desee, con el propósito de que adquiera comprensiones que lo perfeccionen y lo conviertan en un creador de realidades perfectas. Es en ese momento que sucede su iluminación. El entregarle al hombre su omnipotencia le permite permanecer en neutralidad amorosa, observando divertido lo que sucede a su alrededor desde el centro de la enorme esfera de creación que llamamos el Universo. El no escribe los libretos solo observa las películas.
Las acciones equivocadas en esta vida siembran semillas que van a germinar como circunstancias y situaciones de aprendizaje en la siguiente vida, como oportunidades para aprender lo que evidentemente no se sabe aún, porque de saberlo no se habría cometido el error. Las acciones equivocadas son el resultado de ignorancia temporal, que se trasciende con comprensiones obtenidas a través de la experiencia. No hay acciones o intenciones ¨malas¨, solo son el resultado de la ignorancia. Es el error el que hace evidente lo que aún falta por aprender y es precisamente el sufrimiento que el error produce, el que impulsa al hombre -que quiere ser feliz- a buscar sus causas para que no se repita en su vida. Causas que siempre están instaladas en su mente, en sus falsas creencias, sus limitaciones mentales, sus conductas ácidas, reactivas, egoístas y pasionales, las que necesita ver para poder trascenderlas y evolucionar.
El hinduísmo no tiene dogmas, ni mandamientos, permite todos los caminos y las interpretaciones distintas sobre la realidad, como las de Buda, Mahabir u Osho sin que sean consideradas heréticas. Acepta la existencia de muchas sectas y escuelas de pensamiento, como manifestaciónes de la uni-diversidad en el universo. Su información no proviene de un solo Profeta o Mesías, sino que es el resultado de las experiencias y comprensiones de muchos sabios durante milenios. Su culto a tantas divinidades con distantas formas y funciones demuestra su gran tolerancia y flexibilidad. No es una religión congregadora, de ritos colectivos, sino que esta centrada en la devoción individual y en la adoración a un Único Dios, esencialmente El Brahmán, el Ser Supremo o el Gran Espíritu, sin forma pero todo poderoso y siempre presente. Todo lo que existe, materia, espíritu, ángeles y demonios, Devas y Asuras, hombres y mujeres, todo es Dios, unidos en una sola existencia cósmica. La veneración del pueblo por los Dioses o Diosas creadoras, principalmente por Vishnu, Shiva o Shakti, gracias a su filosofía tolerante y flexible, permite que sus cultos exclusivos coexistan sin problemas ni rivalidades.
Krishna, uno de los descensos de Visnhu, como Avatar en la Tierra, es visualizado siempre riendo, bailando, cantando y tocando flauta, gozando de lo que sucede sin importar que sea, porque todo es divino, la divinidad está en todas partes. Igual sucede con Shiva como Nataraja, el mundo es la música que toca y la danza que baila Dios en la eternidad. Dios y su creación son uno solo, la música que toca, la danza y el bailarín siempre son uno, si el bailarín se detiene la danza desaparece y al hacerlo quien danzaba deja de ser bailarin. El universo es creado a cada momento, en el aquí y el ahora, porque es parte del ser mismo de Dios. Creación y creador son uno. El mundo no puede existir sin Dios y Dios no puede existir sin el mundo. Si Dios es un creador, si la creatividad lo define, como existe sin el universo, que es su creación? El hinduísmo no niega nada, nada es malo, todo es posible y todo forma parte de El Todo.
La reencarnación es fundamental para comprender que el universo tiene un orden perfecto, en el que es imposible iluminar toda la ignorancia en una sola vida, donde no caben el azar, ni los elegidos divinos y donde el destino no es determinado por castigo. Es imposible comprender el universo entero, las leyes y los arquetipos que lo ordenan, además de la esencia del amor que lo fundamenta, en una sola vida. Sería como pretender graduar a un niño de kinder como PHD en Física Cuántica. La reencarnación además es el gran igualador entre seres humanos que nacen en condiciones totalmente distintas, incluso puede decirse que injustas para algunos, si se va a definir la eternidad en una sola vida. La reencarnación permite que vayan cambiando las condiciones y correspondencias de aprendizaje de todos los seres humanos, les va entregando las experiencias que necesitan para aprender. Una vez se nace rico para aprender humildad y otras pobre para aprender autoestima, unas veces hombre, lógico y pragmático, otras mujer, intuitiva y sensible.
En mi interpretación sobre el hinduísmo después de haber ido muchas veces a la India, le atribuyo la visión del Karma como castigo a una desviación de las enseñanzas originales, ocasionada por la imposición de castas en la India. El lugar de los Gurus, los antiguos Brahmines que eran la luz de la comunidad, los portadores y transmisores de la información de sabiduría, se volvió hereditario y no el resultado del mérito y de la integridad. La información comenzó a degradarse hasta llegar a estos tiempos del Kali Yuga, en el que las familias de Brahmines impulsan a sus hijos a abandonar los versos Vedas para estudiar alguna de las profesiones materialistas modernas. La casta del sacerdocio hereditario convirtió la información de sabiduría en ignorancia al terminar con los verdaderos preceptores o Gurus, que enseñaban lo que llevaban puesto, lo que comprendían. Sin embargo como todo lo que sucede es siempre perfecto, veo que estámos llegando a un momento de cambio dentro del gran programa divino, se esta despertando la consciencia, los poderes de la mente y una extraordinaria espiritualidad sin distinciones fanáticas hacia los credos de la diversidad.
El Hinduismo-Primera Parte-VEDAS-EL BRAHMÁN y el TRIMURTI
EL HINDUISMO-Segunda Parte-DEVAS-ASURAS-DIOSES y AVATARES
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